Incertidumbre y esperanza

» Por Marvin Herrera Araya - Exministro de Educación Pública

Cuando los gobernantes asumen la suprema responsabilidad de gobernar un país sin un equipo básico, consolidado, coordinado y empático, el fracaso en el ejercicio del poder genera atrasos en el desarrollo nacional intranquilidad, pérdida de condiciones de vida e incertidumbre en el pueblo.

A escasos seis años de gobiernos del PAC, la situación económica y social que criticaron en campaña y prometieron resolver, dada la herencia recibida de dos gobiernos de Liberación Nacional, está peligrosamente más grave; incluso, del período 2014-2018 (Solís, “hueco fiscal”) al actual período 2018-2022 (Alvarado), los indicadores, en ambos campos, han crecido de manera alarmante. Y más que palabras los hechos y datos hablan claramente, a tal punto que hoy artículos en los medios escritos y espacios de TV y radio son aprovechados para comentar con realismo y tono de advertencia la incertidumbre, las preocupaciones y la desesperanza por la aguda crisis que los costarricenses están viviendo actualmente, agravada por las descalificaciones internacionales que sufre el país y que ponen “cuesta arriba” la solución de nuestros graves problemas nacionales.

Causas de la incertidumbre:

Desempleo: 12,4%, el más alto de los últimos gobiernos, siendo las mujeres las más afectadas. 309 000 desempleados: 9.6%, hombres; 16.7%, mujeres. De los 15 a los 30 años, el 36%. La periferia del país más perjudicada. La pobreza crece.

Informalidad: 46,5%, más de un millón de personas que, a falta de empleo formal, buscan el sustento de la familia en esta modalidad, a pesar de los inconvenientes por enfrentar.

Empresas transnacionales: migran ante los altos costos de producción en Costa Rica, por lo que buscan aquellos países que les abren las puertas con incentivos atractivos, temporales o permanentes. Nuestro país ha perdido miles de empleos por esta causa.

Microempresas: según el INEC generan el 70% de la producción nacional, muchas de corte familiar. Varios centenares han cerrados sus puertas, ante la imposibilidad de sostener sus actividades económicas por los costos de operación. ¡Más desempleo!

Alquileres: cientos de rótulos “Se alquila” son vistos en paredes y ventanas de edificios y casas, a partir de la promulgación de la Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas (LFFP), más desempleo, menos actividad económica, Hacienda pierde ingresos, más pobreza e indigencia.

Déficit fiscal: cifra que alarma al llegar al 7% de PIB, pues lo ingresos corrientes no llegan al 50% de los gastos corrientes del gobierno. ¿Más endeudamiento?

Deuda pública: otra cifra que “espanta” por llegar al  60% del PIB. Serio aviso de quiebra de la economía nacional y grave deterioro de las condiciones de vida de los costarricenses: en peligro los montos de salarios y pensiones, programas sociales, inversión pública. El volumen de endeudamiento interno y externo sobrepasará ese límite si este gobierno no impulsa una reactivación integral de nuestra economía, que saque al país del desastre económico y la descomposición social que estamos viviendo.

Evasión, elusión y contrabando: tres males que afectan la mejora de nuestra difícil situación económica y social. No se percibe firmeza del gobierno en los dos primeros.

Unidad presidencial de análisis de datos (UPAD): el funcionamiento desconocido de esta unidad, desde el inicio de la administración Alvarado, cuyo objetivo de accesar a información confidencial, sensible, de los costarricenses, se buscó legitimar con el artículo 7 de decreto ejecutivo (febrero-2020), ampliamente conocido por los medios de comunicación, ha puesto la cereza al  pastel de desconfianza, desazón y molestia de los ciudadanos.

Renuncias de ministros y viceministros a dos escasos años de gobierno. La mitad o más de los ministros renunciaron, igual respecto a los viceministros y más recientemente directores de importantes dependencias de gobierno. Es decir, no hay un equipo de gobierno básico, consolidado, coordinado, empático, que conduzca al país por los senderos correctos. Las controversias entre jerarcas siguen presentes.

La esperanza de costarricenses republicanos, demócratas y humanistas, pensando, por supuesto, en el bienestar y progreso del país, es que en el 2022 los partidos políticos, conscientes de nuestra  aguda crisis, concuerden en presentarse al electorado como una fuerte y articulada coalición, ante la excesiva atomización de partidos políticos, con un claro proyecto de desarrollo humano integral, de centro humanista, que merezca la confianza del electorado, a efecto, también, de dejar por fuera estos “ensayos pacistas” que hoy nos tiene sumidos en la incertidumbre y la desesperanza.

Costa Rica necesita cambiar el rumbo que mantiene el PAC, no solo para no perder nuestro sistema político – amenazado -, sino para recuperar la economía y realizar un gobierno de corte humanista que piensa y actúa a favor de la tranquilidad y calidad de vida de la gente, especialmente de quienes viven en pobreza y pobreza extrema, de quienes necesitan trabajo decente y bien remunerado, de quienes esperan reglas claras para invertir con seguridad, de quienes en el exterior vean a Costa Rica un país seguro para sus inversiones.

La esperanza recae, primordialmente, en los costarricenses de actitud crítica al momento de analizar las propuestas políticas en la próxima campaña electoral para elegir Presidente y diputados y en el cumplimiento del derecho a elegir con su voto informado y razonado. Los ensayos deben terminar. Los candidatos y sus equipos deberán estar bajo la lupa y el examen de quienes tienen el sagrado derecho a votar.

Los artículos de opinión aquí publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de EL MUNDO. Cualquier persona interesada en publicar un artículo de opinión en este medio puede hacerlo, enviando el texto con nombre completo, fotocopia de la cédula de identidad por ambos lados y número de teléfono al correo redaccion@elmundo.cr.

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