La reactivación económica de Costa Rica no puede ser un esfuerzo aislado ni limitado a sectores tradicionales como las zonas francas en el Gran Área Metropolitana (GAM) o la pesca y ganadería. El verdadero cambio proviene de cómo logramos conectar a los jóvenes con el emprendimiento, usando la tecnología, la colaboración y los modelos de innovación que han funcionado en otros países.
¿Qué está pasando en el mundo?
En países como Bélgica, Dinamarca, el País Vasco e Israel, la creación de spin-offs universitarias ha sido clave para fomentar la innovación. Estas iniciativas se basan en la colaboración entre universidades y empresas, lo que permite a los emprendedores acceder a recursos, mentorías y redes de contacto desde el inicio de sus proyectos. No se trata de “emprender a ciegas” o de dejarlo todo a la suerte; estas alianzas hacen que los riesgos sean más manejables y las ideas más exitosas.
Por ejemplo, en Dinamarca, el gobierno ha invertido fuertemente en la infraestructura digital y en la creación de “incubadoras” de negocios, donde los emprendedores pueden desarrollar y probar sus ideas. Lo mismo ocurre en Bélgica, donde el ecosistema de innovación está tan avanzado que los emprendedores pueden acceder a fondos públicos y privados para hacer crecer sus proyectos.
¿Qué podemos aprender de estos modelos?
1. Colaboración Universidad-Empresa: Este tipo de alianzas permiten a los jóvenes emprendedores acceder a recursos, investigación y conocimientos que son fundamentales para el desarrollo de nuevos negocios. Costa Rica, a través de universidades como la UCR, podría ser un referente en la creación de spin-offs tecnológicas y científicas que resuelvan problemas locales y globales.
2. Redes de Innovación y Apoyo: Países como Israel han demostrado cómo la creación de redes de apoyo puede transformar un ecosistema emprendedor. En Costa Rica, instituciones como el MEIC, INA y el MAG pueden desempeñar un papel fundamental, ofreciendo capacitación y recursos para emprendedores jóvenes, mientras que la virtualidad permite que estos contactos y alianzas traspasen fronteras.
3. Infraestructura para Innovar: Los centros de innovación, como los que existen en el País Vasco, ofrecen espacios donde los emprendedores pueden compartir ideas y trabajar en conjunto para crear prototipos. Costa Rica podría replicar estos espacios para fomentar la colaboración entre jóvenes emprendedores y empresarios consolidados.
4. Acceso a Financiamiento: En muchos países europeos, existen programas de financiación que permiten a los emprendedores obtener recursos sin tener que recurrir a la suerte. Costa Rica ha comenzado a implementar algunos fondos, pero es crucial que sigan creciendo para dar acceso a más jóvenes con ideas innovadoras.
El impacto esperado: Un crecimiento exponencial
Al adoptar estos modelos internacionales, Costa Rica tiene la oportunidad de generar un crecimiento exponencial. A medida que los jóvenes se involucran en el emprendimiento con las herramientas adecuadas, el país podría:
- Crear empresas innovadoras que estén a la vanguardia tecnológica.
- Generar empleos de calidad y promover la sostenibilidad.
- Atraer inversión extranjera, posicionando a Costa Rica como un hub de innovación en la región.
- Desarrollar nuevas oportunidades en sectores clave como la agrotecnología, biotecnología y energías renovables.
El futuro de Costa Rica depende de su capacidad para adaptarse a un mundo globalizado donde la innovación y la colaboración son esenciales. Los jóvenes tienen el potencial de ser los protagonistas de este cambio, pero necesitan las herramientas y el apoyo adecuados para lograrlo.
Como investigador cierro diciendo que la reactivación económica de Costa Rica debe estar centrada en los jóvenes, impulsando la innovación y el emprendimiento a través de alianzas estratégicas y modelos probados en otras naciones. Si se logran implementar estas ideas, el crecimiento será exponencial, llevando al país hacia un futuro lleno de oportunidades y progreso para todos.