Con una alta dosis de optimismo, pero con una gran fe el Papa Francisco dice que se dejarán de fabricar armas en el mundo. Por su parte los agricultores en Costa Rica luchan para no desaparecer eso si con una gran fe en San Isidro Labrador, pero con muy poca credibilidad en el apoyo del gobierno. Esto lo vemos con la gran marcha que se prepara para el próximo 29 de marzo en donde se opondrán a la Alianza del Pacífico en donde clamarán casi implorando que sus propuestas sean escuchadas y que el gobierno deje de abandonarlos a su suerte. Lo curioso del asunto es que sabemos que el sector agropecuario es un generador de empleo y es el que le da de comer a los burócratas, políticos etc. Los agricultores aún tienen fe que el gobierno cambie de actitud y que los costarricenses tengan conciencia que el sector agropecuario es generador de desarrollo y que nos da de comer a todos; pero si continuamos importando alimentos el consumidor continuará pagando precios altos. La gran mentira de los economistas es que al importar productos más baratos que los producidos acá el costo bajará, cosa que no es verdad, ya que las importaciones quedarán en manos de grandes trasnacionales o amigotes del gobierno que no van a soltar la gallinita de los huevos de oro.
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