Hay veces en que el periodismo político se convierte en un telenoticiero que da más miedo que la realidad. Daniel Zovatto, co-director de Radar LATAM 360 y gurú de la democracia “global”, acaba de lanzar su catarsis titulada “Algo huele mal en Costa Rica”. Se pinta un apocalipsis: el gobierno de Rodrigo Chaves como un régimen autoritario al estilo Bukele, atacando prensa, cercenando contrapesos, sembrando terror callejero. Pero la realidad pasa por otro canal. Según Freedom House, Costa Rica goza de una “larga tradición de estabilidad democrática” con instituciones sanas, libertad de expresión robusta y Estado de Derecho . El mismo informe la cataloga como país “Libre” con 91/100 puntos y pueden verificarlo en freedomhouse.org.
Dicho en plata: el apocalipsis que Zovatto predice choca con índices imparciales que siguen viendo a Costa Rica como una democracia plena, no como “dictadura perfecta” alguna. Contrario a sus alarmismos, la economía tica está lejos de la catástrofe. El Banco Mundial la define como un “éxito en desarrollo”, miembro de la OCDE con tradición democrática y metas macro cumplidas. El PIB creció un 5.1% en 2023 y un 4.3% proyectado en 2024, muy por encima de su promedio anterior. La inflación interanual es bajísima (0.5% a fines de 2023 ) y el desempleo rondó apenas 6.6% en 2024 – niveles envidiables en el contexto regional. De hecho, Costa Rica cerró 2024 con deuda pública por debajo del 60% del PIB, “hito histórico” que supera la meta fiscal del país. El consumo, la inversión y la confianza empresarial están sólidas
En resumen: la recesión que anuncia Zovatto existe más en su teclado que en los datos oficiales. En lo político, Costa Rica sigue siendo la joya democrática de Centroamérica. El Economist Intelligence Unit la coloca entre las “democracias plenas” del mundo (puntaje de 8.29/10 en 2024) , casi sacando 10 en procesos electorales y libertades civiles. Somos, junto a Uruguay, de los pocos latinoamericanos con ese status. Los ticos siguen eligiendo presidentes en urnas limpias (Chaves ganó con 53% en 2022) y los cambios de gobierno no generan golpes de Estado, sino cafés en la Asamblea Legislativa. Cuando Zovatto habla de “concentración de poder” o “debilitamiento institucional”, conviene recordar que aquí las cortes y tribunales todavía se atreven a sentarle un “¡alto ahí!” al Ejecutivo. Por ejemplo, en abril de 2025 el Tribunal Supremo de Elecciones tuvo que recordar al presidente que “se abstuviera de actos que pudieran comprometer la imparcialidad” en la campaña de 2026 . AFP incluso destacó que Chaves, con superfil “populista, beligerante”, tiene conflicto con la Fiscalía, la Justicia y el Congreso, “que lo acusan de derivas autoritarias”… pero justo esos organismos independientes son los que lo regañan, demostrando que funcionan, y no que el país se transforme en una dictadura. En cuanto a la prensa, la realidad es tan buena que Reporters Without Borders describe a Costa Rica como “una excepción en América Latina”: 26° lugar mundial en 2024, con pluralismo protegido y un entorno seguro donde los periodistas “no enfrentan amenazas físicas ni persecución”
Es cierto que el presidente Chaves es fogoso con los medios –incluso los ha llamado “sicarios políticos”–, pero más allá de los insultos, la respuesta institucional ha sido plural. De hecho, la propia Sala Constitucional sancionó al gobierno por atacar la libertad de prensa: en 2023 determinó que Chaves violó derechos periodísticos con sus agresiones verbales y filtraciones de audios confirmaron intentos de limitar publicidad estatal a medios críticos. En otras palabras, la justicia costarricense juzga estas actitudes, al estilo democrático que Zovatto jura a gritos que se está cayendo. Conviene también echar un vistazo al currículum de quien vocifera esta catástrofe. Daniel Zovatto no es un reportero local sino un consultor global. Según su perfil en International IDEA, es “Director Regional para América Latina” de ese instituto democrático internacional , miembro de consejos del Woodrow Wilson Center y editor de Foreign Affairs Español . Además, sale regularmente en CNN en Español y escribe columnas para medios como El País (España) . ¿Objetividad? Digamos que tiene más sintonía con la burocracia de Bruselas o la diplomacia estadounidense que con las penurias de un votante tico. Hasta fue asesor de Michelle Bachelet en Chile contra la corrupción, experiencia que suena a ideológica. En resumidas cuentas, nuestro “mercenario con pluma” tiene su sueldo atado a donantes extranjeros y think tanks universitarios, lo cual explica sus sombríos guiones sobre Costa Rica: le funcionan para mantener cliente, pero confunden a cualquiera que visite nuestras playas. A fin de cuentas, el editorial de Zovatto es puro alarmismo profesional.
Costa Rica no va camino a convertise en una ínsula autoritaria latinoamericana; sigue siendo un faro democrático con crecimiento robusto y prensa libre. El peligro real, aunque Zovatto lo omita, son los narcos que derraman sangre en barrios pobres –como reconocen ministros locales– pero que esa misma sociedad reprimió históricamente sin perder su esencia civil. Mientras Zovatto escribe desde su oficina global y etiqueta a todo como “crisis”, los ciudadanos costarricenses enfrentan problemas concretos (desigualdad, delincuencia) con herramientas institucionales intactas. Que quede claro: sus pronósticos apocalípticos huelen mal, más a payasada mediática que a análisis serio. Costa Rica seguirá dando lecciones de democracia… y desmintiendo apocalipsis. Fuentes: Informes oficiales y expertos coinciden en que Costa Rica mantiene un sólido desarrollo. La OCDE destaca crecimiento fuerte y baja inflación , y el Banco Mundial subraya estabilidad institucional y superávit fiscal (deuda <60% del PIB) . Índices internacionales la ven como “democracia perfecta “ y “país libre” freedomhouse.org, con libertad de prensa garantizada.
Todo ello contrasta con el alarmismo de Zovatto, cuya trayectoria en organismos globales sugiere más bien un sesgo prefabricado. En suma: los datos recientes muestran una Costa Rica fuerte, no la caja de Pandora que él anuncia o por la que le pagaron anunciar.