Costa Rica festeja el Día del Negro

» Por Luis Fernando Allen Forbes - Director ejecutivo Asociación Salvemos El Río Pacuare

La historia cuenta que los negros fueron arrancados despiadadamente de su tierra africana, y llevados a las nacientes colonias españolas, portuguesas, francesas, holandesas e inglesas en condición de esclavitud e insumo comercial.

La explotación de las minas y el rápido desarrollo de los ingenios de azúcar en América, unido a la drástica disminución de la población aborigen (por las guerras, por el trabajo forzado, por las enfermedades, por masacres), acrecentó la falta de obra de mano y el aumento acelerado de una dependencia, en el orden económico, en la importación de esclavos negros.

El comercio organizado, institucionalizado y esquemático de los esclavos negros deshumanizó a todos incluyendo a los mercaderes porque vivieron la esclavitud con un permanente síndrome de miedo de revueltas, de envenenamientos, de asesinatos de patrones, de hijos, de asaltos a sus mujeres.

Entre las innumerables revueltas de los esclavos cabe destacar la independencia de Haití en 1804, los combates por la abolición de la trata, las descolonizaciones africanas y las luchas por los derechos civiles en los Estados Unidos y el desmantelamiento del apartheid durante los últimos años del siglo XX.

Durante la esclavitud los negros tuvieron una gran función civilizadora, dieron contribuciones preciosas en los hábitos familiares, religión, costumbres, lengua, agricultura, medicina, gastronomía, música, y visión de mundo, cargada de sentido ecológico y místico, bajo las condiciones más inhumanas que podemos imaginar.

La religión trabaja el sentido de los sentidos; mejor que las ciencias y la filosofía, devuelve al ser humano el sentimiento de comunión con la totalidad de los seres, aquello que nos re-liga a todo y confiere a la caminata humana un rumbo promisorio. En este contexto la espiritualidad constituyó el principal soporte de resistencia y alimento de esperanza para todos los esclavos.

Hacia finales del siglo XVIII gracias a la emancipación y al aprendizaje de la escritura, los negros comienzan a articular un lenguaje propio a través de sus propias huellas, que les capacita a reivindicarse como sujetos plenos en el mundo.

Es por esta razón que el rescate de la cultura y de la memoria de los negros no es solo un asunto de historia, sino de justicia. Recuperar la cultura significa legitimar sus formas de habitar el mundo y de recobrar la identidad negada de una cultura silenciada, cuyos valores deben entrar en un proyecto colectivo.

El negro sigue siendo protagonista de muchas luchas de liberación y su reto actual se enfoca en la superación de la pobreza que constituye uno de los grandes desafíos.

Finalmente, para nuestra gente la celebración del Día del Negro responde a la exaltación de los valores culturales de los pueblos negros. Es el conjunto de aportes y expresiones culturales, artísticas, folclóricas, religiosas, económicas y sociales de los negros.

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