El próximo 21 de setiembre nuestro país y nuestro sistema judicial bien podría entrar en el libro de los Récord Guinness, pero no por un asunto que debería de enorgullecernos, sino avergonzarnos. Un pobre hombre ha pasado 22 años esperando la justicia pronto y cumplida, pero en su lugar ha obtenido todo un calvario, digno de una película de Hollywood.
En estas tres décadas de ejercer el periodismo he escrito decenas de reportajes de juicios, y procesos judiciales, donde a leguas y sin ser abogado se notaba que algo en el sistema judicial en nuestra Costa Rica no estaba funcionando bien, pero en este caso supera todas las expectativas. Cualquiera pensaría que es un error judicial, pero tal parece que es un horror judicial.
Hace 15 años escribí día a día, paso a paso como en el caso Parmenio Medina la Fiscalía de ese tiempo le perdonó a uno de los delincuentes de una banda de Heredia que se dedicaba a realizar robos a mano armada muy violentos, un total de 11 delitos para que fuera su testigo estrella en el juicio y, aun así, no pudieron demostrar, quién, cómo y cuándo cometió ese terrible delito y como es de todos conocido la mayoría de los acusados fueron absueltos…
Fue el proceso judicial, hasta ese tiempo más caro de la historia del país, porque le costó a los contribuyentes miles de millones de colones, que fueron lanzados al bote de la basura. Ahora el proceso que inicia este 21 de setiembre bien podría superar ese récord.
Esa situación no se compara en nada con que pasará en los Tribunales de Guápiles cuando un hombre humilde y sencillo, sin cuentas corrientes en los paraísos fiscales como podría estar sucediendo los sospechosos del caso Cochinilla, o Yanber, que tendrá que sentarse una semana en el banquillo de los acusados por octava vez.
Es correcto señoras y señores, el juicio se ha hecho 7 veces y va para la octava y tras de cuernos palos, tiene 22 años de estar sometido al proceso. Todo un récord para la Fiscalía y los jueces que han hecho que la justicia este lejos de ser pronta y cumplida como el slogan de la Corte Suprema de Justicia. En pocas palabras una suprema injusticia.
Los mismos Jueces del Tribunal de Apelaciones en sus 7 apelaciones anteriores han dicho que no hay suficientes pruebas para condenar, ni juzgarlo por ese delito, pero la Fiscalía, como si fuera órdenes del Poder Celestial, insiste en llevar a un adulto mayor a la cárcel.
Para el caso de Orlando Barrantes, la Fiscalía ha habido presupuesto, fiscales, asistentes, jueces, y toda la infraestructura y logística para tenerlo amarrado al proceso solo por ser un viejo dirigente social que ha dedicado su vida a luchar por los humildes. A Orlando Barrantes lo recuerdo en los años 90 luchando por los miles de ancianos que habían quedado estériles por el uso indiscriminado del nemagón en las bananeras y que al fin nunca les pagaron su merecida indemnización, sino solo un menudo a algunos para restarle fuerza al movimiento.
Barrantes un hombre humilde que viste sencillo, de lenguaje campesino pero muy culto será juzgado por secuestro extorsivo, sin siquiera estar en el lugar de los hechos.
A él cuándo le detuvieron en los calabozos de Guápiles lo despojaron de sus medicamentos y estuvo a punto de morir en la cárcel, pero su fuerza de voluntad y seguridad de que es inocente, le dio fuerzas para salir a enfrentar este calvario que llega una nueva fase esta semana.
Imagino que, para este juicio, 22 años después de los hechos, con una memoria privilegiada, uno de sus acusadores, y testigo clave en este proceso seguirá diciendo que Orlando Barrantes “se le parece a uno de los dirigentes” por lo que debe de ir a la cárcel. De seguro, recordará como si fuera ayer hasta el color de las medias y los zapatos.
Son 22 años de sufrimiento, 8 juicios y solo faltaría saber cuánto le ha costado este proceso a los costarricenses que pagamos impuestos, cuántos millones de colones sumarian en salarios todos los jueces, fiscales, asistentes, custodios, personal administrativo y demás gastos operativos, de este a todas luces error o horror judicial. Por todas esas razones un grupo de amigos iremos apoyarlo en este proceso e invitamos a que nos acompañen.
—
Los artículos de opinión aquí publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de EL MUNDO. Cualquier persona interesada en publicar un artículo de opinión en este medio puede hacerlo, enviando el texto con nombre completo, foto en PDF de la cédula de identidad por ambos lados y número de teléfono al correo redaccion@elmundo.cr, o elmundocr@gmail.com.