Uno de los mayores placeres que puede experimentar un ser humano es la lectura, ya sea para informarse, tener un mayor conocimiento o simplemente por hobby.
Por todo esto es que la muerte de un periódico no es una buena noticia, por el contrario, es un amargo y triste suceso del periodismo actual, en donde nadie se debería de alegrar ni siquiera sus adversarios más temidos.
Es claro que cada vez que un periódico cierra definitiva sus páginas no solo apaga su luz informativa, sino que también el pensar humano sufre paralelamente.
Cada noticia de un periódico busca que en lector sienta en su veracidad la confianza para creer lo que la tinta en el papel expresa libremente.
En los últimos años la industria de la prensa impresa ha sido afectada por la digitalización de la información, por los altos costos de operación y por la facilidad de informarse a través del internet de una manera mucho más rápida.
De ahí que los medios impresos enfrentan hoy una severa crisis que ha obligado a muchos a desaparecer y a unos pocos a subsistir mutando hacia plataformas digitales que tienen en la inmediatez y en el contenido audio visual un mayor poder frente a lo que se puede publicar en un periódico.
Por esto, se puede concluir que con el paso del tiempo el periodismo tendrá que adaptarse en su totalidad a la nueva era digital y los medios impresos no escapan a esta tendencia en donde pareciera que las redes sociales y los medios digitales le ganan el pulso a la impresión con tinta y papel.
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