San José, 30 jul (elmundo.cr) – Este miércoles, la UNESCO presentó en Montevideo, Uruguay, el Informe Global de Monitoreo de la Educación (GEM 2023), en el cual advirtió sobre las consecuencias del excesivo uso de la tecnología, especialmente de celulares y computadoras, en el aprendizaje de los estudiantes.
A pesar de las ventajas que las herramientas digitales pueden ofrecer en la educación, también existen riesgos que a menudo son ignorados y que afectan el avance del proceso educativo. Ante este escenario, algunos países comenzaron a prohibir el uso de dispositivos móviles en las escuelas, destacó la INFOBAE.
El informe, de 433 páginas, se basa en diversos estudios científicos que analizan el impacto de la tecnología y las redes sociales en el aprendizaje de niños y jóvenes. Fue presentado por expertos de la UNESCO y ministros de educación de diferentes países, quienes discutieron los desafíos y oportunidades en esta materia de cara hacia el futuro.
“Durante la pandemia de COVID, las herramientas de aprendizaje a distancia, como internet, radio y televisión, demostraron cuán útiles y necesarias pueden ser en un contexto de este tipo. Sin embargo, también revelaron sus límites”, dijo Audrey Azoulay, directora general de la organización.
De acuerdo al estudio, el uso de smartphones y computadoras interrumpe la actividad de aprendizaje de los niños y jóvenes, pero no solamente en las aulas, sino también en sus hogares. Un reciente meta-análisis que incluyó a alumnos desde el nivel preescolar hasta el nivel superior en un total de 14 países encontró efectos negativos en la relación entre el uso de teléfonos móviles y los resultados educativos, especialmente a nivel universitario. El declive se atribuyó principalmente a la creciente distracción y al tiempo dedicado a actividades no académicas durante las horas de estudio.
“Las notificaciones entrantes o la mera proximidad de un dispositivo pueden ser una distracción para los estudiantes, haciendo que pierdan la atención en la tarea que tienen delante”, indica el informe.
Además, el uso de celulares en las aulas también lleva a que los alumnos se involucren en actividades no relacionadas con el ámbito educativo, lo que afecta su capacidad de recordar y comprender información. Incluso cuando los estudiantes se distraen con actividades no académicas durante un corto período de tiempo, se encontró que les lleva hasta 20 minutos volver a enfocarse en el contenido de estudio, interrumpiendo su productividad, según reveló el documento.
El impacto negativo también se extiende al uso de computadoras para tareas personales durante las clases, como la navegación en internet, lo que no solo afecta al estudiante que utiliza el dispositivo, sino también a sus compañeros que están expuestos a la pantalla.
Estas investigaciones se suman a los datos obtenidos de evaluaciones internacionales a gran escala, como el Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA), que también arrojaron resultados preocupantes y demostraron un mal vínculo entre el uso excesivo de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) y el rendimiento académico.
Para ilustrar este fenómeno, un análisis realizado con datos de PISA en 2018 de 79 países creó un índice de actividad en línea basado en diversas acciones, como enviar correos electrónicos, programar eventos, navegar por la web y chatear. Los resultados indicaron una asociación positiva entre el uso moderado de las TIC y los puntajes obtenidos en lectura, matemáticas y ciencias. Sin embargo, más allá de un umbral de un uso de “varias veces a la semana” -es decir un uso intensivo de las TIC- se observó una disminución en sus aptitudes académicas.
Además, el informe analizó la capacidad de autorregulación y adaptación tecnológica de los estudiantes durante la pandemia de COVID-19: “La transición al aprendizaje en línea afectó más a los estudiantes de escuela primaria que a los estudiantes mayores, quienes pudieron haber logrado mantener mejor su aprendizaje en un entorno remoto”, se detalló.
Restringen el uso de celulares en las escuelas
Sumado a las interrupciones inmediatas en la enseñanza y el aprendizaje, el uso de la tecnología también se asocia con impactos negativos en el bienestar físico y mental, y aumenta la susceptibilidad a riesgos y daños en línea, lo que afecta el rendimiento académico a largo plazo, de acuerdo al estudio. Por eso, el debate sobre la presencia de la tecnología en las aulas crece día a día, y varios países ya comenzaron a vetar el uso de teléfonos y otros dispositivos en las escuelas.
Según el informe de la organización perteneciente a las Naciones Unidas, estudios realizados en Bélgica, España y el Reino Unido revelaron que la prohibición de los teléfonos móviles en las escuelas mejora el rendimiento académico, sobre todo en estudiantes con bajo desempeño.
De hecho, a nivel mundial, los datos muestran que el 13% de los países cuenta con leyes para prohibir el uso de dispositivos en las instituciones educativas, mientras que el 14% cuenta con políticas para tal fin.
Estas prohibiciones son más comunes en regiones como Asia Central y del Sur. En Bangladesh, por ejemplo, desde 2011 se impidió a los docentes el uso de móviles en las aulas, y en 2017 se extendió la privación a estudiantes y profesores en escuelas y colegios. Además, Tayikistán y Uzbekistán también establecieron normativas para restringir el uso de celulares en entornos educativos.
A pesar de esto, algunos países optaron por enfoques más flexibles. En el caso de Australia, una encuesta señaló que dos de cada tres personas prefieren implementar programas de seguridad digital para educar a los estudiantes sobre el uso seguro de los teléfonos móviles en lugar de restringirlos por completo.
Por otra parte, junto a los problemas de distracción y rendimiento, también aumentan las preocupaciones respecto a la privacidad de los datos. Frente a esto, varios países también decidieron vetar el uso de ciertas aplicaciones en entornos educativos.
Por ejemplo, en Dinamarca, la evaluación del impacto en la protección de datos realizada por la municipalidad de Helsingør llevó a suspender el uso de Google Workspace for Education y Chromebooks en las escuelas. Por su parte, Francia decidió prohibir las versiones gratuitas de Microsoft Office 365 y Google Workspace, al igual que lo hicieron algunas ciudades de Alemania. En Estados Unidos, varias instituciones inhabilitaron TikTok y otras plataformas.
“Si bien la prohibición de la tecnología en las escuelas puede ser legítima en ciertos casos, también se debe considerar su integración adecuada en el aprendizaje. Las políticas deben ser claras sobre lo que está permitido y lo que no, y las decisiones deben basarse en evidencia sólida e involucrar a todos los interesados en el proceso educativo”, señalaron desde la UNESCO.
“Los estudiantes deben entender los riesgos y oportunidades que vienen con la tecnología y desarrollar habilidades críticas para un uso responsable, por eso es importante tener una mirada hacia el futuro y estar dispuestos a adaptarse y ajustarse a medida que el mundo cambia”, concluyen.