En muchas zonas rurales de Gambia, las agricultoras suelen empezar el día antes del amanecer para asegurarse de tener suficiente agua para regar sus huertos y para cocinar, limpiar y bañarse en casa.
“Algunas teníamos que despertarnos a las 3.00 o las 4.00 de la mañana solo para conseguir agua. Sufrimos ataques de hienas en tres ocasiones”, cuenta Salla Bah, una productora de hortalizas de la región de Central River, en el norte de Gambia. “Teníamos que soportar esas dificultades para poder regar nuestros cultivos y tener tiempo para las tareas domésticas”.
Como la mayoría de los habitantes de su aldea, Salla depende de uno de los tres pozos profundos que hay en la localidad. Había que llegar lo más temprano posible; retrasarse podía costarte toda una mañana y el sueldo del día. Las explotaciones hortícolas son una fuente vital de ingresos, que permiten a los miembros de la comunidad mantener sus hogares gracias a los alimentos e ingresos que generan.
En colaboración con el Ministerio de Agricultura de Gambia, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) puso en marcha en 2013 una iniciativa financiada por la Unión Europea y el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM) para construir pozos entubados para los huertos comunales que no tenían agua. Pero no se trata de pozos ordinarios: cuentan con bombas solares que llenan unos depósitos equipados con sistemas de filtración, gracias a lo cual proporcionan agua limpia para el riego y, lo que es más importante, para el uso doméstico y el ganado.
La FAO ha puesto en marcha 34 sistemas de agua alimentados por energía solar para regar los huertos comunales y construir abrevaderos para el ganado en las aldeas de toda Gambia. Con ello se favorece un futuro más verde para más de 6 600 vecinos, un 90 % de ellos mujeres. Y hay otros 10 sistemas de agua alimentados por energía solar para el ganado en fase avanzada de construcción en la parte norte del río Gambia, donde los niveles de degradación de la tierra y deforestación son graves.
“Antes de la instalación de los sistemas solares y los pozos entubados, siempre teníamos problemas de agua, pero eso es cosa del pasado”, cuenta Foday Jadama, un agricultor de la comunidad. “Ahora tenemos agua en abundancia para cultivar todo lo que queramos”.
Fomentar la adaptación al cambio climático y la mitigación de sus efectos
La omnipresencia de los efectos del cambio climático hace que el acceso al agua sea cada vez más esencial para la supervivencia de las comunidades de las zonas rurales áridas de Gambia. “Aparte de los beneficios económicos, este proyecto es también muy importante en lo que respecta al cambio climático”,afirmó Dodou Trawally, la persona de contacto del FMAM en Gambia.
“La gestión de los efectos del cambio climático tiene que ver con dos elementos: la mitigación y la adaptación a sus efectos”, añadió. “Este sistema de energía solar aborda ambos elementos, de ahí su importancia y trascendencia para Gambia”.
Con estos sistemas de riego autónomos, agricultores como Salla y Foday participan en la adaptación al cambio climático, dando ejemplo de cómo las soluciones ecológicas pueden ser un elemento de la acción por el clima.
La apropiación garantiza la sostenibilidad
Las comunidades locales están muy orgullosas de estos sistemas alimentados por energía solar. Tienen un sentimiento de apropiación y participan en el desarrollo y mantenimiento de los sistemas. Los miembros de la comunidad también aportan una pequeña cantidad mensual a modo de apoyo económico para el sistema, algo que se estipuló en el marco de las normas internas de la comunidad.
“Soy responsable de la conservación y el mantenimiento de los paneles solares”, cuenta Jalamang Touray con orgullo. “Dos mujeres y yo limpiamos los paneles solares todos los viernes”.
Mientras que otros hombres se dedican principalmente al cultivo del mijo o el caupí, Jalamang trabaja en el huerto con las mujeres y los jóvenes. Juntos cuidan una explotación de cinco hectáreas financiada por el FMAM. Jalamang recibió formación para la reparación de los fallos básicos del sistema, la limpieza periódica de los paneles solares y el control del flujo de agua en el tanque de almacenamiento de agua galvanizado.
Al involucrar a los miembros de la comunidad en la concepción, planificación, ejecución y mantenimiento de las instalaciones del proyecto, los habitantes de la aldea de Kuwonkuba y de otras 33 comunidades de todo el país han desarrollado medios de vida autosuficientes y resilientes. Pueden mantenerse a sí mismos y a sus hijos y experimentar un nivel de comodidad que nunca antes habían conocido. Ahora, la mayoría de las mujeres que antes no ganaban más de 18 USD (1 000 GMD) en un cuatrimestre de cultivo, obtienen unos 143 USD (7 800 GMD).
“El sistema nos ha permitido tener medios económicos para cubrir las necesidades de nuestros hijos y de salud, pagar las tasas escolares y atender otras necesidades”, dice con una sonrisa Awa Mbenga, de la aldea de Jamali Ganyado, delante de su huerto. “Desde que tenemos agua alimentada por energía solar, tenemos tiempo para quedarnos en casa, comer y tomar el té antes de ir al huerto”.
Con soluciones innovadoras como el riego alimentado por energía solar, la FAO y sus asociados están favoreciendo la transformación hacia sistemas agroalimentarios eficientes, inclusivos, resilientes y sostenibles. Estas innovaciones están contribuyendo a proporcionar medios de vida viables a las comunidades más vulnerables de África, ayudándolas a ser más resilientes ante las perturbaciones climáticas y, ahora más que nunca, a producir mejor.
La historia original y las fotos relacionadas se pueden encontrar en: https://www.fao.org/fao-