Managua, 5 mar (dpa) – Las autoridades de Nicaragua reportaron hoy dos explosiones en el volcán San Cristóbal (noroeste) y un “enjambre sísmico” en el volcán Apoyeque, vecino a la capital, informaron fuentes oficiales en Managua.
Guillermo González, asesor presidencial en gestión de riesgo, dijo a medios oficialistas que las exposiones en el volcán San Cristóbal, en la noroccidental provincia de Chinandega, fueron seguidas por emanación de gases en columnas de 200 y 500 metros de altura.
Señaló que la situación obligó a una activación “inmediata” del estatal Sistema de Atención de Desastres (Sinapred) y sus comités en los municipios vecinos al coloso, donde se decretó una “alerta amarilla”, medida preventiva ante una eventual emergencia.
Los expertos vigilan el volcán “haciendo las mediciones de gases y los estudios correspondientes para verificar la causa de las explosiones”, dijo González citado por el portal oficial El 19.
Por su parte, la primera dama y portavoz gubernamental, Rosario Murillo, pidió a la población “retomar las medidas de precaución” ante los temblores, tras registrarse un “enjambre sísmico” en el volcán Apoyeque, situado junto a la laguna de Xiloá y muy cerca de Managua.
Informó que además de los 12 temblores de baja intensidad registrados en Apoyeque, se reportaron sismos en el sector de Nindirí (al sureste de la capital), y en Chichigalpa (noroeste).
“Los sismos se concentraron en la zona central del complejo volcánico de Apoyeque cerca del cráter principal, son tectónicos y obedecen a movimientos de los bloques en las fallas geológicas del volcán. No se ha detectado actividad sísmica en Managua, por lo que no se tiene indicio que el enjambre se relacione con el sistema de fallas de la ciudad”, explicó Murillo.
“Sin que nos alarme, debemos tomar las medidas de precaución y estar atentos a las informaciones y recomendaciones de los expertos”, agregó, tras señalar que los temblores son comunes en esta época del año.
A inicios de abril de 2014, la capital de Nicaragua fue estremecida por dos terremotos de magnitud 6,2 y 6,6 en la escala abierta de Richter, que si bien no dejaron víctimas ni daños graves, llevaron al gobierno a suspender las clases en todos los centros de educación durante un mes.