Moscú, 31 may (elmundo.cr) – El mercenario más poderoso de Rusia, Yevgeny Prigozhin, dijo el miércoles que había pedido a los fiscales que investiguen si altos funcionarios de defensa rusos habían cometido algún “delito” antes o durante la guerra en Ucrania.
La solicitud de Prigozhin es su desafío público más flagrante hasta la fecha contra los altos mandos militares del presidente Vladimir Putin, el ministro de Defensa Sergei Shoigu y el jefe del Estado Mayor General Valery Gerasimov.
El restaurador de 61 años convertido en mercenario que ha pasado meses insultando tanto a Shoigu como a Gerasimov, quienes lideran el esfuerzo bélico de Rusia, por supuesta traición. Ninguno de los dos ha respondido públicamente a sus críticas.
“Hoy he enviado cartas al Comité de Investigación y a la Oficina del Fiscal de la Federación Rusa con una solicitud para verificar el hecho de la comisión de un crimen durante la preparación y durante la realización de la SMO (Operación Militar Especial) por un anfitrión de altos funcionarios del Ministerio de Defensa”, dijo Prigozhin.
“Estas cartas no se publicarán debido al hecho de que las autoridades investigadoras se ocupan de esto”, terminó.
El Ministerio de Defensa declinó hacer comentarios de inmediato.
Prigozhin, el fundador del grupo mercenario Wagner, es el miembro más destacado del círculo de Putin que ganó notoriedad generalizada durante la guerra de 15 meses en Ucrania.
Bromeó la semana pasada que su apodo debería ser “carnicero de Putin” en lugar de “chef de Putin”.
Dice que la lealtad a Putin es parte de su postura política, que resumió así: “Amo a mi patria, sirvo a Putin, Shoigu debe ser juzgado y seguiremos luchando”.
En declaraciones esta semana, dijo que seguía informando a los principales líderes del país sobre los problemas y criticó a los altos funcionarios del Kremlin por bloquear la cobertura de los medios sobre él y su ejército privado.
Prigozhin no está desafiando directamente a Putin, sino más bien jugando un papel de bufón y actuando con la aprobación de aquellos consternados por la conducción de la guerra por parte de los militares, dijeron funcionarios, diplomáticos y analistas.
