Port Vila, 15 mar (dpa) – La ayuda internacional comenzó a llegar hoy a las islas Vanuatu, donde los daños causados por el devastador paso del ciclón “Pam” siguen siendo una incógnita: 48 horas después, y pese a los esfuerzos de los equipos movilizados en el Pacífico, resulta imposible calcular la magnitud de la catástrofe y las víctimas que ha podido dejar a su paso.
El ciclón “destrozó nuestra esperanza de un futuro floreciente”, dijo el presidente del Estado insular, Baldwin Lonsdale, ante los delegados de la conferencia de Naciones Unidas para prevención de catástrofes naturales que se celebra estos días en Japón.
“En su joven historia, Vanuatu no había vivido aún un desastre de semejante nivel”, añadió Sune Gudnitz, director de Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) en el Pacífico.
Según el presidente de Vanuatu, que declaró el estado de excepción, muchas escuelas y hospitales están destrozados. Australia y Nueva Zelanda han aprobado ayudas millonarias para el país, al igual que Naciones Unidas y la Unión Europea. Hoy partió el primer avión de ayuda, el neozelandés “Hercules”, cargado con diez toneladas de víveres, entre ellos kits de primeros auxilios, alimentos y agua potable.
Las autoridades de Vanuatu hablaron primero de ocho muertos en la capital, Port Vila, señaló la portavoz de World Vision, Chloe Morrison. Sin embargo, las organizaciones humanitarias calculan que la cifra de fallecidos será mucho mayor: hasta hoy sólo han podido evaluar una parte de la isla principal, pues la mayoría de las 80 islas restantes, donde residen unas 180.000 personas, quedaron aisladas por la furia del ciclón.
Según World Vision, sólo han podido establecer contacto con 13 de sus 80 empleados. La comunicación entre la capital y las islas más alejadas, muchas de las cuales sufrieron el paso de “Pam”, resulta imposible. “Hemos oído que hay pueblos enteros arrasados”, dijo Morrison. “Los vientos eran tan fuertes que sólo ha quedado un paisaje de escombros”.
El ciclón “Pam”, uno de los más potentes de todos los tiempos, azotó en la madrugada del sábado la región del Pacífico Sur con vientos de más de 300 kilómetros por hora, devastando todo lo que encontraba a su paso. Los países vecinos de Vanuatu también reportaron graves daños, entre ellos Nueva Caledonia y las islas Salomón.
En Tuvalu, el 45 por ciento de sus 10.000 habitantes se ha visto gravemente afectado, señaló el jefe de gobierno, Enele Sopoaga, a la radio neozelandesa. “Nos preocupa que los alimentos, el agua potable y las medicinas sean suficientes”, añadió. Hoy, el ciclón -nombre utilizado para designar el mismo fenómeno natural de los huracanes y tifones- continuaba su curso rumbo a Nueva Zelanda, donde los servicios meteorológicos alertan de inundaciones.
En la capital de Vanuatu, Port Vila, el 90 por ciento de las casas están dañadas, calcula el director la organización alemana de cooperación internacional GIZ, Christopher Bartlett. En torno al 20 por ciento están destrozadas, mientras que las calles quedaron cortadas por árboles y postes arrancados.
Varios miles de sus 44.000 habitantes fueron trasladados a refugios de emergencia. No hay electricidad ni conexiones telefónicas celulares, las cosechas quedaron arrasadas y hay cortes de agua potable.