Canberra, 4 may (elmundo.cr) – Anthony Albanese, del Partido Laborista, ha sido reelegido como primer ministro de Australia con una victoria contundente, desafiando la tendencia conocida como la “maldición del incumbente”. El recuento oficial de votos aún está en curso, pero se anticipa que el gobierno de centroizquierda de Albanese aumentará significativamente su mayoría, tras la derrota de la Coalición Conservadora Liberal-Nacional.
“Hoy el pueblo australiano ha votado por los valores australianos: por la equidad, la aspiración y la oportunidad para todos; por la fuerza de mostrar coraje ante la adversidad y amabilidad hacia quienes lo necesitan”, declaró Albanese.
El líder de la Coalición, Peter Dutton, quien perdió su escaño tras 24 años en el Parlamento, asumió “toda la responsabilidad” por la derrota de su partido.
La campaña electoral, centrada en preocupaciones sobre el costo de vida, el acceso a la salud y la vivienda, también abordó temas de política exterior, especialmente en relación con la influencia de Donald Trump en la elección. Dutton, percibido por muchos como el “Trump australiano”, no logró distanciarse de las comparaciones con el expresidente estadounidense, lo que aparentemente afectó su imagen entre los votantes.
El Partido Laborista logró avances en todo el país, y con esta victoria, Albanese se convierte en el primer primer ministro en más de 20 años en ganar elecciones consecutivas.
Según proyecciones de la Australian Broadcasting Corporation (ABC), el Laborismo se perfila para terminar con 86 escaños, la Coalición con unos 40, y el Partido Verde con uno o dos.
En su discurso de victoria, Albanese reiteró sus promesas de mejorar el acceso a la atención médica, facilitar el acceso a la vivienda y fortalecer las políticas contra el cambio climático. También se comprometió a avanzar en la reconciliación con los pueblos originarios, un tema crucial tras el fallido referéndum de La Voz en 2023.
La “maldición del incumbente” no se cumplió, y la incertidumbre internacional, al igual que en otros países, parece haber llevado a los votantes a optar por la estabilidad. El Partido Laborista, tras esta victoria, se enfrenta ahora al desafío de definir sus próximos pasos y aprovechar el amplio mandato otorgado por el electorado.