Mientras el mundo fija su mirada en Gaza y culpa automáticamente a Israel por cada muerte civil, una verdad incómoda comienza a emerger, de la mano de voces que se atreven a señalar al otro verdugo: Hamás. Una de esas voces es la del empresario y pensador argentino-israelí Martín Varsavsky, quien ha hecho pública una denuncia contundente sobre lo que realmente ocurre en el enclave palestino.
“La gente en Gaza muere de hambre, pero también muere bajo las balas de Hamás”, advierte Varsavsky. Y no es una metáfora. El diario oficial de la Autoridad Palestina, Al-Hayat Al-Jadida, reveló recientemente la existencia de escuadrones de la muerte, pertenecientes a la unidad Al-Sahm de Hamás, cuya misión es ejecutar sin juicio previo a cualquier palestino que intente recibir ayuda humanitaria de centros no controlados por el grupo islamista.
Para Varsavsky, esta estrategia brutal tiene un solo objetivo: monopolizar la distribución de la ayuda internacional, revenderla en el mercado negro y convertir la desesperación del pueblo palestino en una herramienta de poder y control político.
Historias como la de Osama Al-Mishal, acribillado por abordar un autobús hacia un centro de distribución, o los testimonios de las familias Shahin y Al-Hilou, son apenas la superficie de un drama que se vive en silencio. Según Varsavsky, “quien no se alinea, muere; quien recibe ayuda ajena, muere; quien colabora con ONGs internacionales, muere”.
Hamás dispara. El mundo calla.
Varsavsky señala directamente a la comunidad internacional, en particular a medios de comunicación y actores políticos, por ignorar esta realidad y reproducir narrativas unilaterales. “El patrón se repite: los medios publican sin contrastar las versiones de Hamás, mientras omiten a la Autoridad Palestina, a los testigos locales o las imágenes verificadas que cuentan otra historia”.
Una de las organizaciones humanitarias que ha sido blanco de esta represión es la Gaza Humanitarian Foundation (GHF), liderada por el reverendo Johnnie Moore, amigo personal de Varsavsky. La GHF ha logrado distribuir alimentos y medicinas sin intermediarios, lo cual ha despertado la furia de Hamás. “Sus voluntarios han sido agredidos y asesinados simplemente por ayudar”, denuncia.
El hambre como arma de guerra
Videos verificados por observadores independientes muestran a milicianos de Hamás robando camiones con alimentos y abriendo fuego contra multitudes hambrientas. En otros casos, se han recogido testimonios de habitantes de Gaza que afirman que Hamás dispara cerca de los centros de ayuda para generar caos, sabotear las entregas y culpar a Israel.
El resultado es tan perverso como efectivo: se reduce el envío de ayuda internacional, la narrativa se inclina contra Israel y Hamás recupera el control total del territorio, no solo en lo político, sino también en lo económico.
¿Y la comunidad internacional?
Martín Varsavsky sostiene que mientras el mundo clama por un alto al fuego, lo urgente en Gaza es un alto al terror interno. “Hamás no es un movimiento de resistencia, es una mafia que extorsiona, ejecuta y usa el hambre como chantaje colectivo”.
Por eso, concluye, si realmente se quiere ayudar a Gaza, hay que empezar por nombrar al verdadero opresor. Ya no se trata de elegir entre bandos, sino de reconocer que la mayor amenaza para el pueblo palestino puede estar dentro de su propia casa.
Martín Varsavsky (Buenos Aires, 1960) es un reconocido emprendedor e inversor tecnológico. A lo largo de su carrera ha fundado empresas destacadas como Viatel, Jazztel y Fon, con un fuerte impacto en el sector de las telecomunicaciones e Internet. Además, ha liderado iniciativas en biotecnología y movilidad, y ha invertido en decenas de startups tecnológicas a nivel global. Su visión innovadora lo ha convertido en una figura influyente en el mundo empresarial y digital.