Cada vez se ven menos ñandúes en el noreste de Alemania

A miles de kilómetros de su hábitat natural, los pastizales sudamericanos, un grupo de ñandúes (Rhea americana) silvestres encontró un nuevo hogar en el noreste de Alemania. Foto: Jens Büttner/dpa

La única población viviente de ñandúes en Europa, establecida cerca del lago Ratzeburg, en el noreste de Alemania, sigue en retroceso, según las últimas observaciones de expertos.

Los voluntarios observan cada vez menos ejemplares durante los recuentos que realizan en cada primavera y otoño en esta región ubicada en el límite entre los estados federados alemanes de Mecklenburgo-Pomerania Occidental y Schleswig-Holstein.

La razón de fondo es que la caza de este animal inmigrante de las pampas sudamericanas se liberalizó en 2020.

Tras analizar el censo de primavera de este año, el Ministerio de Agricultura alemán informó de 70 ejemplares de estas grandes aves no voladoras, que se asemejan a pequeños avestruces. Un año antes había 91, según un portavoz de la cartera agrícola.

El grupo de trabajo de seguimiento de ñandúes Nandumonitoring, agricultores y empleados de la Oficina de la Reserva de la Biosfera del lago Schaal y el río Elba habían registrado en la primavera de 2022 131 ñandúes en el área de distribución, frente a los 362 de la primavera de 2019.

Los ñandúes provienen de un pequeño grupo de animales que escapó de un recinto privado cerca de Groß Grönau, en Schleswig-Holstein, entre 1999 y 2001. El lugar está situado al norte del lago Ratzenburg.

Estas aves, cuyo nombre científico es Rhea americana, no tienen enemigos naturales en el norte de Alemania. Sobreviven sin problemas al frío invierno germano y hallan suficiente alimento en las praderas, en las que prefieren sobre todo las plantas jóvenes de colza.

Durante un tiempo, las aves fueron cada vez más numerosas, pero a medida que crecía la población, también aumentaban las molestias de los agricultores locales, algunos de los cuales se quejaban de considerables pérdidas de cosechas.

Luego de varios intentos, muchos de ellos fallidos, para controlar la multiplicación de esta especie en el norte alemán, como por ejemplo la perforación de huevos, en el año 2020 se autorizó la caza de las grandes aves corredoras.

Desde entonces se observan cada vez menos animales, según los expertos sobre todo por la caza, aunque también porque a raíz de ser perseguidos se han vuelto más tímidos y menos propensos a ser vistos.

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