ANÁLISIS: Laborista o conservador, el próximo gobierno enfrenta grandes retos

GB
Un funcionario organiza las mesas de votación en un colegio electoral en una lavandería en las afueras de Oxford.

ANÁLISIS

Por Teresa Dapp y Michael Donhauser (dpa)

Londres, 7 may (dpa) – Los analistas de Reino Unido acuñan desde hace días dramáticas expresiones para describir a lo que se enfrenta el país: hablan de que está en juego el “futuro de la nación” o de la encrucijada en la que se encuentra, ante las elecciones parlamentarias que se celebran hoy.

De que sea reelegido el actual primer ministro, David Cameron, o su principal contrincante, el laborista Ed Miliband, para ocupar el número 10 de Downing Street en el corazón de Westminster dependerán numerosas decisiones políticas de gran calado.

Las encuestas otorgan más escaños a los “torys” de Cameron, pero más opciones a los laboristas de formar coalición de gobierno. Un grupo de investigación liderado por el profesor de Oxford Steve Fisher apuntaba el miércoles una probabilidad del 58 por ciento de que sea Miliband quien logre formar gobierno. Pero el nuevo jefe de Downing Street no se conocerá como pronto hasta mañana viernes.

Sea quien sea, tendrá que emprender reformas, empezando por el propio edificio del Parlamento de Westminster, donde se filtra el agua de la lluvia por el tejado y cuyos muros desgasta el Támesis a su paso.

El orden constitucional se ha visto recientemente golpeado por el avance del movimiento independentista en Escocia y las continuada tendencias separatistas. El Partido Nacional Escocés (SNP) podría obtener una histórica victoria con 50 escaños.

Durante décadas, los gobiernos de Westminster otorgaron influencia y competencias a Irlanda del Norte, Escocia y Gales para aplacar las corrientes independentistas.

Sin embargo el referéndum celebrado el pasado septiembre en Escocia ha demostrado que ya no basta poner parches: el ex ministro de Exteriores británico William Hague debía haber diseñado un plan federalista inteligente para el país, pero fracasó.

También el sistema electoral está a prueba: el sistema de mayorías, diseñado en la época victoriana como un sistema de dos partidos -uno en el gobierno, otro en la oposición- está obsoleto. Y también así está diseñado el Parlamento.

Pero desde tiempos victorianos la sociedad británica se ha hecho más plural y la vida más complicada. En el espectro político de Reino Unido se han reforzado los poderes marginales. A nivel regional, como en Escocia. Pero también a nivel interno: el populista de derecha UKIP de Nigel Farage es la prueba, con una proyección de voto superior al 10 pro ciento.

El derecho electoral británico en su concepción actual haría que el UKIP obtuviera como mucho un puñado de diputados mientras el SNP, con un estimado 5 por ciento de votos, se hiciera con 50 escaños.

Los comicios han desatado también un debate sobre la cultura política en el país: ¿sería legítimo un gobierno encabezado por Miliband incluso si su partido laborista no fuera la fracción más votada? Los conservadores lo niegan.

Al contrario, los politólogos critican que últimamente en el Parlamento sólo cuentan las matemáticas. “Estos comicios son extraordinarios, en estas elecciones no se trata de la tradición”, señala Robert Worcester del King`s College de Londres.

Además un gobierno minoritario, que tanto podrían formar Cameron como Miliband, no tiene por qué ser inestable, inefectivo o sujeto a presiones, argumenta el ex diputado laborista y politólogo David Marquand.

Y aunque la falta de mayorías suele ser la excepción más que la norma, Reino Unido no sólo ha superado, sino que ha llevado bien los periodos legislativos en los que se han dado, escribió en el diario “Guardian”. Por ejemplo, los gobiernos del liberal Herbert Henry Asquith en 1910 y 1915 están “entre los más enérgicos y creativos de la Historia británica”, señala Marquand.

Limitaron el poder de los lords en el Parlamento y llevaron al país unido a la Primera Guerra Mundial. Y todo ello aunque dependían de un partido irlandés que en esos días podía compararse bien al actual SNP.

También los gobiernos laboristas en minoría en los años 20 fueron exitosos pese a las circunstancias adversas, argumenta Marquand.

Últimas noticias

Te puede interesar...

Últimas noticias