REPORTAJE
Por Emilio Rappold (dpa)
Madrid/Oporto, 20 abr (dpa) – Cuando hace pocos meses el Porto anunció el fichaje de Julen Lopetegui, muchos fans de los “dragones” se preguntaron de dónde había salido ese técnico español prácticamente desconocido entre los grandes equipos de Europa.
Desde entonces, sin embargo, Lopetegui se ha convertido en la estrella naciente entre los entrenadores continentales.
Cuando el Porto batió al Bayern Múnich por 3-1 en la ida de cuartos del final de la Champions, el diario deportivo espanol “AS” escribió en su portada: “Lopetegui se agiganta”. De superar mañana la vuelta en Múnich, están garantizados nuevos titulares de alabanza.
El ascenso de Lopetegui, de 48 años, llega relativamente tarde, pero a cambio es vertiginiso. El vasco, que jugó de portero en el Real Madrid (1989-1991) y en el Barcelona (1995-1997), no empezó con buen pie su carrera de entrenador, pues en el Rayo Vallecano (2003-2004) duró una temporada.
El golpe lo aturdió de veras y durante años trabajó sólo como comentarista de la televisión o como ojeador de nuevos talentos.
Cuando volvió al banquillo llamó la atención al ganar el título de campeón de Europa con la selección española juvenil. El éxito con las categorías inferiores de España fue motivo suficiente para que el Porto fichase a Lopetegui.
“Debemos controlar mucho el balón y atacar mucho”, dijo cuando asumió el cargo. Y cumplió su palabra. En 46 partidos sus jugadores anotaron 105 goles.
Lopetegui es considerado un discípulo de Josep Guardiola, pese a ser cuatro años mayor. Es también amigo íntimo del técnico del Bayern Múnich, de sus tiempos en el Barcelona donde jugaron juntos.
En Portugal es calificado ya de “Guardiola II”. El defensa Danilo elogia al entrenador: “Exige mucho, pero es también un compañero de los jugadores”.
Según aseguró “AS”, su magnífico año con el conjunto portugués situó al técnico español como posible recambio de Carlo Ancelotti en el Real Madrid, si el italiano fuera despedido a final de temporada.
Pero el español asegura que no tiene “el menor interés” en cambiar. “El Oporto no es para mí ningún trampolín. Soy muy feliz aquí”.
