Pekín, 27 ago (dpa) – Beatriz Flamenco entrena en una pista en El Salvador con sus zapatillas, su ropa deportiva, sus vallas y su cronómetro. Pero le falta algo primordial.
“En la pista hay todo menos entrenadores, que es lo más importante”, dijo la salvadoreña, una atleta autodidacta que hoy compitió en los Mundiales de atletismo.
Flamenco, de 19 años, fue octava de su serie de 100 metros vallas con un tiempo de 14,77 segundos y quedó eliminada. Sin embargo, no tuvo con quién hablar cuando terminó. No sabía qué había hecho mal, qué bien.
“Ahorita no tengo un entrenador específico de pista. Sólo de pesas, de fuerza, y me ha costado un montón, porque es una prueba muy técnica, que necesita que alguien te esté viendo, te esté corrigiendo, te esté presionando. Yo no he tenido eso”, arrancó la atleta ante los periodistas.
“En El Salvador tengo a mi mamá, que me apoya un montón, y a mi hermano, que sabe un poco de atletismo porque él entrenó antes. Ellos son los que me corrigen”, prosiguió.
La federación de atletismo de su país tuvo que prescindir esta temporada de la entrenadora de Flamenco, una cubana que regresó a vivir a su país.
“No pudieron contratarla de nuevo este año por falta de recursos monetarios. Ahora me manda desde Cuba los planes de entrenamiento. Yo realizo todo, pero no es lo mismo. Ella puede mandarme planes, pero no hay nadie me esté diciendo: ‘Tenés que hacer eso, tenés que corregir eso, tenés que moverte mejor’. Es muy difícil”, contó Flamenco.
Pero no sólo está el problema de la distancia con su entrenadora. “Ni siquiera puedo mandarle videos porque no tiene internet. Está en Cuba, es muy difícil que tengan internet y que nos estén viendo”.
La salvadoreña espera cambiar de aires el próximo año y empezar a estudiar Relaciones Públicas en Estados Unidos. Ello le ayudaría a encontrar un entrenador especialiasta en vallas, algo muy complicado en su país.
“Casi imposible, me tengo que ir a otro lado”, señaló. “Falta demasiado apoyo deportivo. Si nos comparamos con el resto de los países, de equipos, ellos tienen a sus propios fisioterapeutas, su propio equipo médico, sus entrenadores”, comentó.
“A nuestro atleta de pértiga (Natan Rivera) no le pudieron traer la pértiga a Pekín por falta económica. Falta apoyo deportivo y hace falta patrocinadores porque la federación tiene sus límites”.
A pesar de su situación, o quizás precisamente por ello, Flamenco disfrutó mucho de su primera participación en un Mundial.
“Pensé que iba a estar más nerviosa, pero logré tomar el control de la situación. Es una experiencia, pienso seguir trabajando para clasificar a otros Mundiales”, dijo con una sonrisa.
“Se disfruta, es una experiencia inolvidable. Aunque no se cumplan las expectativas (esperaba mejorar su marca personal), siento que es algo de lo que puedo aprender un montón, ver a mis rivales, las mejores del mundo”.