ANÁLISIS
San José, 2 may (elmundo.cr) – La diputada liberacionista, Silvia Sánchez se encuentra en el ojo de la tormenta al haber ignorado la Constitución Política y aceptar la postulación a ocupar el puesto de Vicepresidente de la Asamblea Legislativa.
El articulo 115 de la Constitución Política indica que “el Presidente y Vicepresidente (de la Asamblea Legislativa) han de reunir las mismas condiciones exigidas para ser Presidente de la República”. Posteriormente el artículo 131 Constitucional deja establecidos los requisitos, el tercero es la edad: “Ser mayor de treinta años”.
Silvia Sánchez nació en San Ramón el 5 de junio de 1988, o sea tiene 28 años de edad. Este dato a ciencia cierta la única persona que no tiene escuda para no saberlo es la propia diputada Sánchez.
“Nadie puede alegar ignorancia a la Ley” advierte el artículo 129 también de nuestra Constitución Política. Sánchez Venegas tenía la obligación política y legal de saber que por su edad no podía ocupar la Vicepresidencia de la Asamblea Legislativa.
Todos los restantes 56 diputados pueden, y ya lo han hecho, alegar que ignoraban la edad de la legisladora más joven de la Asamblea Legislativa, excepto ella misma.
Este mismo 1 de mayo, después de la tormenta desatada, el diputado Mario Redondo alegó “yo soy un caballero y no le pregunto la edad a una dama”.
Y el mismo Antonio Álvarez Desanti sostuvo que “por lo general no se la edad de las personas, hasta para calcular la edad soy malo, siempre creo que tienen menos años de los que realmente tienen”.
Así la mayoría de legisladores se justificaron con el mismo argumento, y ciertamente nadie tiene la obligación de saber la edad de otra persona.
Otros han alegado que si Sánchez no alertó de la situación, el Departamento de Servicios Técnicos de la Asamblea Legislativa tenía la responsabilidad de alertar al presidente del Congreso el problema que se estaba presentando, situación que tampoco se dio.
Hoy a partir de las 3 de la tarde se continuará con la discusión de que sucederá con la elección del Vicepresidente legislativo, un problema que promete un día de muchas discusiones políticas.
