Eduardo Ulibarri: El periodismo investigativo de mentiras “es un instrumento de rumores y maledicencias”

Ulibarri

San José, 4 abr (elmundo.cr) – El periodista y exembajador en la ONU Eduardo Ulibarri, salió al paso de la acusación que le hiciera el Semanario Universidad con relación a los llamados “PanamaPapers”, indicando que el periodismo investigativo de mentiras “es un instrumento de rumores y maledicencias”.

El Semanario Universidad bajo el título “Empresarios y banqueros de Costa Rica refugian fortunas en paraísos fiscales”, mencionó a 18 costarricenses con supuestos vínculos con el bufete panameño “Mossack Fonseca”. Aunque fue una investigación global cada medio investigó los datos de manera independiente.

Para Ulibarri el periodismo de verdad  “idealmente, indaga por sí mismo, aunque también recibe filtraciones y versiones. Una vez que tiene elementos preliminares, en primer lugar trata de entenderlos; los pondera, contrasta, presenta a los posibles afectados, aplica un juicio crítico y balanceado y presenta los resultados de manera bien ponderada, sin generalizaciones gratuitas”.

Mientras que según Ulibarri “el de mentira. Se limita a recibir filtraciones o versiones y las consulta no para entender, sino para tener “la contraparte” como justificación para lanzarlas sin ninguna investigación adicional. Entonces las publica y espera a que los posibles afectados reaccionen”.

Ulibarri también señaló que el periodismo de verdad debe impulsarse con vigor y esmero y es el que realmente contribuye a mejorar la sociedad, además agregó, es el que debe enseñarse como modelo. Mientras que el periodismo de mentira, en el mejor de los casos, es un instrumento superficial y en el peor, una fragua de rumores y maledicencias.

Finalmente en otro comentario Ulibarri explica “como mi inclusión, sin aclaración alguna, entre “los nombres” que aparecen en “los archivos de Mossack Fonseca” induce a suspicacias, aclaro lo siguiente: la Corporación Aldesa, de cuya directiva formo parte, constituyó mediante ese bufete, hace cerca de 10 años, un fideicomiso en Panamá, para desarrollar un proyecto inmobiliario en Costa Rical, el cual se trasladó al país tan pronto la Superintendencia General de Valores creó aquí la figura de “fondo de desarrollo inmobiliario”. Mientras estuvo domiciliado en Panamá, el proyecto estaba en fase preoperativa, por lo cual no existió ningún beneficio fiscal. Desde el 2007 opera como un fondo costarricense, sujeto a la ley tributaria nacional. Es decir, no hubo ninguna acción para evadir al fisco”.

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