Conferencia Episcopal respalda decisión de ministra de Educación de readecuar programas de educación sexual

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San José, 25 ene (elmundo.cr) – La Conferencia Episcopal expresó su respaldo a la decisión tomada por la ministra de Educación, Anna Katharina Müller, al readecuar los programas de educación sexual.

“Eliminando los sesgos ideológicos para favorecer que sea un espacio formativo integral que respete la verdad científica y que promueva valores éticos que fortalezcan a las familias y a la sociedad”, sostienen.

Para los obispos “la sexualidad humana, al ser una dimensión esencial de la persona, no puede ser reducida a constructos ideológicos ni a meras imposiciones culturales que muchas veces distorsionan su verdadero significado”.

“Es necesario que los programas educativos ofrezcan información objetiva y científicamente fundamentada, respetando las diferencias biológicas entre hombres y mujeres, así como el desarrollo natural de los niños y jóvenes”, agregó.

También consideran que deben promover una formación integral que abarque aspectos biológicos, afectivos y éticos, ayudando a los estudiantes a comprender el profundo valor de la sexualidad como una expresión de amor y donación responsable.

Para la Conferencia Episcopal de esta manera, se brinda a los estudiantes las herramientas necesarias para tomar decisiones informadas, libres y responsables, sin caer en confusión ni relativismos y se respeta el derecho de los padres de familia a ser los principales educadores de sus hijos en un tema tan delicado y fundamental.

“La familia es el núcleo esencial para la formación de las personas, y es allí donde los niños deben recibir las bases que los guíen a vivir la sexualidad con respeto, responsabilidad y madurez”, aseguran.

Los obispos invitaron a todos los sectores de la sociedad, especialmente a los padres, educadores y líderes comunitarios, a acompañar este proceso de readecuación con responsabilidad y apertura, reconociendo que la formación de las nuevas generaciones es una tarea compartida.

“Es nuestro deber garantizar que los niños y jóvenes reciban una educación que los prepare para vivir con dignidad, respetando la verdad de su naturaleza y el llamado a amar y ser amados”, manifestaron.

“Que este esfuerzo sea un testimonio del compromiso como iglesia y como sociedad por construir una educación fundamentada en la verdad, el respeto mutuo y el bien común”, concluyen.