Por Christina Horsten (dpa)
Con apenas dos semanas y 500 kilómetros recorridos, el robot, hecho de coloridas barras de gomaespuma, botas de goma, guantes de plástico y una tableta como cerebro debajo de una campana de cristal, quedó destruido.
“Aún estamos recabando información para saber lo que pasó”, señaló a dpa una de sus co-inventoras, Frauke Zeller, de la Universidad de Ryerson en Toronto. “Como no estábamos allí, tenemos que confiar en lo que nos cuentan”.
Justo antes del ataque, “hitchBOT”, que medía 90 centímetros de alto, había pasado unos “momentos fantásticos” con dos estrellas de YouTube en Filadelfia, que tras esas horas juntos lo dejaron en un banco de un parque de la ciudad.
“Tuvo que haber pasado entonces. Los brazos fueron arrancados, la cabeza fue robada y el resto del cuerpo lo dejaron tirado en la calle”, relata Zeller. Se desconce quién fue responsable, pero el robot no puede ser reparado con tanta rapidez, por lo que el viaje por Estados Unidos ya no se llevará a cabo.
“Este final abrupto no podía sorprendernos más, después de que el inicio del viaje en Estados Unidos fuese tan exitoso”, añade, y asegura que no se buscará perseguir a los vándalos. “Intentaremos no olvidar a causa de este terrible evento final todas las otras cosas maravillosas y aventuras que “hitchBOT” experimentó gracias a la ayuda de tantas personas”.
En Internet, donde en Twitter del robot tenía 47.000 fans, los usuarios lamentaron la pérdida. “¡No puede ser verdad!”, escribía un seguidor. “¡Te echaremos de menos!”
El equipo que creó al robot intentará ahora recuperar los restos. Zeller explica que un fan encontró los pedazos y que ahora verán cómo conseguir que se los manden a Toronto. Lo malo es la desaparición de la cabeza, donde estaban todos los datos e informaciones para hacer un retrato completo del experimento. “Por lo demás, después no sabemos qué vamos a hacer”, reconoce Zeller.
El hecho es trágico sobre todo por el principal objetivo de investigación de “hitchBOT”, que era ver el comportamiento de los seres humanos hacia los robots de los que no dependen para nada. Hasta ahora, las experiencias de la máquina aventurera fueron casi todas positivas. La gente lo besaba, se sacaba fotos con él y en Canadá se lo llevaba de paseo y hasta a hacer camping. En Alemania visitó una cervecería y el castillo bávaro de Neuschwanstein.
“Tengo a los seres humanos en alta estima”, decía en un programa de televisión el robot, aunque por supuesto la frase había sido programada. “Sin su ayuda y amabilidad no podría haber logrado nada en mi vida”.
Pero pese a lo vivido, “hitchBOT” y sus creadores son optimistas. “Mi amor por los seres humanos nunca desaparecerá. “A veces, a los buenos robots les pasan cosas malas”.