San José, 23 mar (elmundo.cr) – Como una opción para disfrutar en Semana Santa, el Ministerio de Cultura y Juventud (MCJ) y el Instituto Costarricense de Turismo (ICT) elaboraron guías sobre sitios históricos, gastronomía local y turismo comunitario.
Con el apoyo de seis guías turístico-culturales, el ICT y el MCJ invitan al viajero nacional y extranjero a disfrutar las vacaciones de Semana Santa 2021, descubriendo las maravillas culturales y naturales de Costa Rica.
Las guías se enfocan en la oferta turística Tamarindo-Nicoya-Santa Cruz; Golfito-Puerto Jiménez; Sarapiquí; Turrialba-Jiménez; Los Santos y Monteverde, donde el viajero encontrará valiosa información sobre patrimonio histórico arquitectónico, gastronomía, turismo cultural comunitario, artesanías, agenda cultural, entre muchas opciones que ofrecen estas regiones.
Las guías pueden consultarse en computadoras, tabletas y teléfonos inteligentes ingresando al siguiente enlace: www.vamosaturistear.com/GuiasTuristicasCulturales/
Reviva los tesoros culturales mientras turistea
La zona ofrece un volcán activo impresionante, ríos limpios y retadores, uno de los patrimonios arqueológicos más importantes del país: el Monumento Nacional Guayabo, hermosos paisajes y potreros de una variedad de verdes maravillosos, plantaciones agrícolas de café, caña, hortalizas, producción de leche, una gastronomía costarricense deliciosa, la cual incluye el reconocido queso Turrialba.
Turrialba es un pueblo cuyo origen se remonta a los indígenas Cabécares, con sus cantos y bailes ancestrales, así como el oficio de la cestería. En Turrialba-Jiménez encontrarás oficios tradicionales como la elaboración artesanal de queso, trapicheros, talabarteros, mascareros, las cocineras de Santa Cruz, artesanos locales, costureras, alfareras, talladores en madera, rezadores, rondallas y músicos.
Una parte importante de la cocina de Turrialba es con base en queso: el chicharrón de queso y las tortillas de queso. También es característico el arracache, el mondongo, los gallos de ternero y el pozol. Por influencia del Caribe se sirve el “rice and beans” y en la cocina indígena se destaca el “jaba-jaba”.
Monteverde es un bosque nuboso paradisíaco, en el que apreciar las maravillas naturales es un deleite y toda una forma de vida. En virtud de sus atractivos y el ambiente general, las actividades se desarrollan en torno de la historia natural y la aventura, así como a la realización de actividades turísticas en sus diferentes versiones.
Entre estas se pueden citar la observación de aves, especialmente el quetzal, flora y fauna, caminatas, canopy, cuerdas, bungee (puentismo), rapel, caminatas sobre puentes colgantes, visita a mariposarios y ranarios, experiencias vivenciales de la ruralidad, entre otros.
También hay un componente cultural que se puede rescatar debido a la influencia de la comunidad cuáquera que aún se encuentra en Monteverde, la cual, mediante un gran esfuerzo, logró un desarrollo y conservación muy importante del área.
Guanacaste es una zona con una gran riqueza natural y cultural. En ella destacan sus paradisíacas playas, bellos paisajes, y la mágica naturaleza de sus áreas protegidas, que pueden complementarse con la observación de flora y fauna, donde destacan la arribada de tortugas marinas y la observación de aves.
La región mantiene muchas expresiones o prácticas culturales particulares de la bajura de Guanacaste. Entre estas, se encuentra el simbólico personaje del sabanero, conocido por tradiciones como la monta del toro, actividades en torno al Cristo Negro de Esquipulas en Santa Cruz y la celebración de la Virgen de Guadalupe acompañado del conocido Baile de la Yegüita, en Nicoya, mezcla de tradición indígena y católica.
Guanacaste es reconocida por diversos elementos, como su música, ya que la marimba, la guitarra, el quijongo y los bailes típicos son parte de las tradiciones locales; costumbres como los rezos, el “grito guanacasteco”, las fiestas, procesiones, bailes típicos y populares, bombas y retahílas; artesanías tradicionales, con más de 5000 años de tradición en la alfarería, así como la artesanía contemporánea y mascaradas; y la gastronomía, cuyo ingrediente central es el maíz, que se utiliza en recetas de tortillas, rosquillas, tanelas, chicheme entre otras.
La presencia en la Península de Osa del fiordo tropical del Golfo Dulce permite a la región contar con paisajes costeros de aguas calmas, playas, manglares, bosques primarios, delfines, ballenas, tortugas y abundante vida marina. La región de Golfito y Jiménez es también conocida por su diversidad biológica, belleza natural y riqueza paisajística.
Se suman sus diversos productos turísticos como el ecoturismo, las actividades de turismo rural y sus microemprendimientos, así como, la arquitectura patrimonial del pueblo de Golfito que se combina con la riqueza cultural presente en territorios indígenas y la unicidad del atractivo de playa Pavones con la segunda ola izquierda más larga del mundo.
La Región Brunca tiene la mayor diversidad de culturas y comunidades indígenas del país. Según el censo de población 2011, en los cantones de Osa y Golfito habitan 3569 indígenas. El territorio indígena Ngobe de Alto Laguna en la Península de Osa de cerca de 3000 hectáreas, está cubierto en un 70 % de bosque y conecta con el Parque Nacional Corcovado, la Reserva Forestal Golfo Dulce y con el Parque Nacional Piedras Blancas. En algunos de estos territorios, se ofrecen tour de turismo cultural.
Ubicada en una zona campesina en medio de la ruralidad de la provincia capitalina, enmarcada por encantadores paisajes adornados por plantaciones de café y de frutas propias de la región que le dan un matiz pintoresco y único.
La zona de Los Santos ofrece la oportunidad de vivir unas vacaciones inolvidables disfrutando sus bellezas naturales en paseos de ocio y esparcimiento entre ríos, senderos y montañas, aventura, avistamiento de aves y parques nacionales, que mostrarán la exuberancia de su flora y fauna; paseos para la apreciación de la riqueza cultural, el folclor local mediante artesanías y expresiones artísticas de música y danza, una gastronomía tradicional que abarcan, desde el proceso del grano de oro, hasta la degustación de una taza de café de calidad reconocida a nivel mundial, así como las tamugas, espumas y conservas que se producen en los trapiches que, con la utilización de bueyes, conservan las prácticas ancestrales; sin perder de vista la ocasión de revivir hechos relevantes de la histórica Guerra Civil de 1948.
La cultura sarapiqueña se conforma por migraciones de diversos lugares del país y el mundo. En su territorio se encuentra el río Sarapiquí, que es de importancia histórica para el país, ya que fue la primera vía de transporte entre Costa Rica y Europa y, además, jugó un papel fundamental en la defensa de la soberanía nacional ante los filibusteros.
Tanto en las batallas de Sardinal como en La Trinidad, se pueden encontrar los hitos históricos que conmemoran los combates librados en esa zona, los cuales pueden apreciarse durante un recorrido en bote por el río Sarapiquí.
Su gastronomía se basa en productos que se siembran en su territorio: palmito, banano, tubérculos, frutas tropicales y producción agropecuaria. Sarapiquí cuenta, además, con personas artesanas que trabajan madera, semillas y materiales no-biodegradables con temáticas relacionadas al recurso ambiental como ríos, animales y flora. En relación con el patrimonio inmaterial, poesía, cuentos, canciones, retahílas y grupos de cantautores, relatan las vivencias de su territorio, como la colonización, la tenencia de tierra y la relación con su exuberante paisaje.