
Por Romina López La Rosa (dpa)
MADRID (dpa) – Con el significativo título de “Carro de combate. Consumir es un acto político”, las autoras Laura Villadiego y Nazaret Castro elaboran un libro con numerosos aspectos del consumo actual y sus consecuencias políticas, sociales, medioambientales y para la salud, en un esfuerzo por introducir un componente ético “en un sistema económico que deja a un lado toda consideración moral o humana”.
El libro está editado en España y contiene referencias a alternativas de consumo más éticas en este país, pero tiene un enfoque internacional pues recorre la producción a nivel mundial de numerosos productos y materias primas. Surge de la colaboración de dos autoras que, viviendo una en Asia y la otra en Latinoamérica, quisieron transmitir una realidad de la que no habían sido conscientes hasta que salieron de Europa.
“Nos dimos cuenta de que en Europa en general, y en España en particular, teníamos muy poca información sobre cómo se produce lo que compramos cada día y pensamos que uniendo nuestras fuerzas, desde América y Asia, podríamos trazar mejor esas complicadas cadenas de producción que cada vez están más globalizadas”, señaló a dpa Laura Villadiego, licenciada en Periodismo y Ciencias Políticas que vive desde 2009 en Camboya y actualmente en Tailandia.
En 2012, Villadiego y Castro, también periodista que reside en América Latina desde 2008, primero en Brasil y ahora en la Argentina, crearon el blog “Carro de combate” (http://www.carrodecombate.com/), que ahora toma forma de libro.
“El consumo responsable, crítico y solidario no tiene por qué suponer una merma de nuestra calidad de vida, ni mucho menos implica volver a las cavernas”, destacan en la introducción, para luego ir desgranando paso a paso los procesos de producción, de contaminación, de explotación de mano de obra y especulaciones financieras que rodean a las distintas materias primas (azúcar, soja, maíz, café, cacao, entre otros), alimentos (como el atún, los edulcorantes, la leche o la fruta) y otros productos habituales como cosméticos, textiles, electrónica y plásticos.
Analizan asimismo la distribución y circulación y el final de la cadena: los desechos.
El libro, estructurado de forma pedagógica en apartados concisos y con numerosos recuadros, fotografías y cifras esclarecedoras, no niega las dificultades que implica este “consumo crítico”.
“Nosotras animamos a que se haga una reflexión sobre el consumo diario, para que deje de ser una simple transacción de bienes por dinero y que se analice más allá y se vean las consecuencias implícitas de aquello que se compra. Nuestro eslogan, ‘Consumir es un acto político’, es un poco el resumen de todo eso”, señala Villadiego.
“La idea fundamental es que los pequeños actos cuentan y que simplemente instalar en nuestra sociedad una actitud más crítica puede llevar a cambiar muchas cosas. Ése es quizás el mejor equilibrio que puede conseguirse. No tanto buscar en cada momento el producto perfecto, porque eso nos llevaría al bloqueo como consumidores ya que nos veríamos sin posibilidades de elección, sino buscar las pequeñas mejoras diarias”.
La autora reconoce que “el consumo responsable puede crear mucha frustración, porque es muy complicado encontrar productos que sean responsables social y medioambientalmente”. Pero, aunque no haya productos perfectos, “siempre hay unos mejores que otros”.
El libro añade al final un anexo con alternativas de compra, entre ellas de moda, una de las más complicadas aunque existe un movimiento, llamado “slow fashion” que busca precisamente ese mayor compromiso.
“El textil es uno de los sectores que más se resiste al cambio, quizá porque las modas se mueven muy rápidamente y sólo duran una temporada”, reconoce Villadiego. “Que se generalice la ‘slow fashion’ va a llevar tiempo porque va a suponer un cambio general de mentalidad de la industria y de la sociedad, pero estos cambios se están dando cada vez más rápidamente, porque la sociedad se da cuenta de la urgencia que hay de un cambio de modelo”.