
¡Venezuela, despierta, reacciona! Con esta frase asumió el día de ayer las competencias del Poder Ejecutivo venezolano, de manera interina, Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional.
Para esto, Guaidó invocó la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en sus artículos 233 y 333. Destaca para esta coyuntura, el segundo párrafo del artículo 233, el cual reza:
“Cuando se produzca la falta absoluta del presidente electo o presidenta electa antes de tomar posesión, se procederá a una nueva elección universal, directa y secreta dentro de los treinta días consecutivos siguientes. Mientras se elige y toma posesión el nuevo presidente o la nueva Presidenta, se encargará de la Presidencia de la República el Presidente o Presidenta de la Asamblea Nacional”.
De modo que Juan Guaidó es por orden constitucional el responsable de asumir la presidencia de Venezuela. Sin embargo, la coyuntura nos plantea en este escenario un país con dos presidentes.
Tan solo hace dos semanas, el 10 de enero pasado, Nicolás Maduro iniciaba su segundo mandato constitucional, el cual tuvo dos características esenciales: primero, unas elecciones que no fueron transparentes en todo el proceso y que estuvieron colmadas de denuncias por la parcialidad del poder electoral y; segundo, el reconocimiento del mandato de Maduro por parte de una pequeña parte del sistema internacional, situación que le resta legitimidad a su mandato.
Ahora bien, la autoproclamación de Guaidó no elimina a Nicolás Maduro del escenario. Es importante recordar que este último mantiene el apoyo de un porcentaje de los venezolanos, pero aún más crítico, es el apoyo del ejército venezolano. Y es ahí donde se dará la verdadera disputa para decantar la balanza a un lado o al otro.
Maduro controla a los altos mandos del ejército de Venezuela, y por otro lado, Guaidó ha prometido una amnistía a los militares de medio y bajo rango que desconozcan el gobierno de Nicolás Maduro y que, colaboren en la restitución del orden constitucional. Serán entonces los militares un factor decisorio en esta coyuntura, sin dejar de lado las acciones de componentes externos como Estados Unidos (aliado de Guadió) y China (aliado de Maduro), o incluso actores como México y la Unión Europea como posibles mediadores del conflicto.
De momento el conflicto comienza a tomar forma y es difícil pronosticar un resultado, sin embargo, se enciende una esperanza en Venezuela; el fin de 20 años de chavismo.
Bien decía Abraham Lincoln “la democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”. Y en esta ocasión la mayoría del pueblo venezolano ha respaldado a Juan Guaidó, resta esperar el ejército venezolano lo haga también.
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