Una transformación educativa a medias: ¿Es suficiente seguir pidiendo más créditos?

X (Twitter)
Facebook
LinkedIn
WhatsApp

Recientemente, el Banco Mundial aprobó un préstamo de 200 millones de dólares para Costa Rica, destinado a fortalecer la lectoescritura, las competencias digitales y la empleabilidad de los estudiantes. Si bien el anuncio promete mejoras en la educación del país, es urgente cuestionar si esta respuesta sigue siendo adecuada para los graves problemas que enfrenta nuestro sistema educativo. ¿Realmente es necesario pedir más créditos cuando estamos viviendo el apagón educativo más grande de la historia, con escuelas cerradas, sin una ruta clara de reformas y una gran desconexión entre lo que se enseña y lo que el mercado laboral realmente necesita?

Este préstamo, destinado a beneficiar a más de un millón de estudiantes y decenas de miles de docentes, promete mejorar la alfabetización digital y las competencias técnicas a través de programas como el Programa Nacional de Formación Tecnológica (PNFT). Sin duda, la tecnología es un eje clave para la educación del futuro, pero ¿es suficiente? En un país que ha sido pionero en el uso de la computación desde los años ochenta, ¿realmente estamos haciendo los avances necesarios para enfrentar los retos del siglo XXI?

El problema no está en la inversión en tecnología ni en las plataformas digitales, sino en una estrategia educativa que sigue enfocada en formar estudiantes para que obtengan títulos, pero sin las herramientas reales para emprender, innovar y crear sus propias empresas. En un contexto donde los mercados laborales están cambiando rápidamente y donde la mayoría de nuestros jóvenes aún luchan por acceder a trabajos dignos, parece que estamos siguiendo un modelo obsoleto, que solo fomenta la competencia por empleos preexistentes, en lugar de prepararlos para ser los creadores de nuevas oportunidades.

El llamado es claro: el gobierno de Rodrigo Chaves debe plantear una visión más ambiciosa y coherente. No basta con dar más dinero al MEP y esperar que las mejoras lleguen por sí solas. Es esencial que se definan políticas que no solo mejoren las competencias digitales y la alfabetización básica, sino que también capaciten a los jóvenes para enfrentar los desafíos del mercado laboral mediante la creación de empresas, el fomento del emprendimiento y el desarrollo de habilidades para la innovación.

El país necesita una transformación educativa profunda, que empodere a los estudiantes no solo con conocimientos técnicos, sino con las herramientas necesarias para convertirse en generadores de empleo y no solo en empleados. Es hora de repensar nuestro sistema educativo, de dejar de lado los parches temporales y de apostar por una educación que no solo prepare para los retos de hoy, sino que también forme a los líderes del mañana.

La deuda que estamos acumulando hoy no solo debe verse como una inversión en tecnología y formación, sino como una apuesta por el futuro de un país que, si no se reinventa, podría quedar atrás en la competencia global. Necesitamos más que créditos: necesitamos una visión clara que nos permita transformar la educación en el motor de la innovación y el desarrollo sostenible.

Los artículos de opinión aquí publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de EL MUNDO. Cualquier persona interesada en publicar un artículo de opinión en este medio puede hacerlo, enviando el texto con nombre completo, foto en PDF de la cédula de identidad por ambos lados y número de teléfono al correo redaccion@nuevo.elmundo.cr, o elmundocr@gmail.com.

503.83

509.42