Señor Presidente, a la mayoría de costarricenses nos ha gustado el estilo gerencial, directo y valiente de su Gobierno y de cómo se está “comprando algunas broncas” que otros gobiernos evadieron por décadas. Eso está muy bien. Usted ha dicho que con su administración nos encontramos en el inicio de una nueva era para Costa Rica. Magnífico, pero resta ahora aclarar a qué tipo de nueva era se refiere.
Esperamos que no sea una nueva era que impulse un desarrollo economicista y antropocéntrico, promoviendo esa supuesta “sostenibilidad” que en muchos casos constituye solo un mecanismo falso y manipulador que vemos en tantos proyectos y actividades y que esconde realidades ambientales muy diferentes a lo que dice el papel o el discurso ligero. Esperamos una nueva era que promueva un verdadero desarrollo con armonía y respeto hacia el medio ambiente.
Una nueva era en donde podamos fortalecer todo lo logrado hasta ahora en materia de conservación de la naturaleza, campo en el que, a pesar de las deficiencias existentes, ya somos ejemplo y referente mundial, con un 26% de masa continental bajo alguna categoría de área silvestre protegida (ASP) y en camino de proteger gran parte de nuestros espacios y ecosistemas marinos. Una nueva era en donde por fin las ASP tengan los recursos humanos, técnicos y financieros necesarios para su óptimo funcionamiento y salgan algunas del estado de penuria o abandono en el que se encuentran.
Una nueva era en donde por fin se acepte que los parques nacionales no son un lujo ni un capricho de románticos ambientalistas sino una necesidad y un uso apropiado del territorio nacional, con innumerables beneficios biofísicos, eco-sistémicos, sociales, económicos e intangibles, tesoros invaluables que deben ser preservados a perpetuidad. Una era donde por fin se detenga ese ataque reiterado de décadas para buscar abrir a toda costa los parques nacionales a proyectos de infraestructura comercial o industrial (desarrollo eléctrico, turismo masivo, carreteras, gas natural, entre otros).
Una nueva era donde el país siga siendo líder y referente mundial en materia de energías limpias, con casi el cien por ciento de su energía eléctrica renovable y en proceso de electrificación sostenible de sus redes de transporte automotor, tanto público como privado. Que esa nueva era no implique el grave error de convertir a Costa Rica en un país petrolero más, autorizando la explotación de petróleo y gas natural, con el grave riesgo que esto representaría para nuestros frágiles ecosistemas tropicales, tanto terrestres como marinos y el retroceso enorme en materia de visión país y de imagen internacional. Sigamos siendo ejemplo de cambio y referente mundial en la lucha contra el calentamiento global, desastre ambiental que destruye a pasos agigantados el planeta.
Esperamos no echar atrás Sr Presidente, que no caigamos en regresiones o desregulaciones ambientales o de otro tipo, en aras a favorecer que actividades y proyectos se ejecuten rápidamente. Agilizar y des-entrabar sí, desregular y desproteger nunca. Una nueva era para fortalecer y mejorar lo bueno que hemos establecido como país en legislación y regulación ambiental y para dar nuevos pasos hacia adelante, nunca para retroceder lo avanzado.
También esperamos una nueva era que nos fortalezca y nos una como sociedad, en donde se respeten los derechos humanos de todos los ciudadanos, y no se discrimine o menosprecie por su identidad o preferencia sexual, política, cultural o religiosa. Una nueva era en donde también se fortalezcan aún más las libertades individuales y colectivas, sobre todo de libre expresión. Una nueva era donde impere la paz y el amor como valores supremos entre sus habitantes, por encima de credos, creencias y dogmas.
Una nueva era que acabe por fin con la pobreza extrema en nuestro país, una lacra y un peso que hemos arrastrado todos a cuestas desde hace décadas, sin que ningún Gobierno haya podido solucionarlo. Y que ese logro sea realizado en forma eficiente y sostenible, sin tener que depredar ni destruir nuestro ambiente, como proponen algunos en la actualidad.
Señor Presidente, que esa nueva era que su Gobierno promete, nos lleve realmente a un nuevo paradigma de desarrollo, basado en una nueva conciencia colectiva, más solidaria y sostenible. Podemos lograrlo, la utopía es aún posible. Dios lo ilumine.
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