Imagínese ser tan incompetente que, por entregar papeles tarde, cancelan su evento millonario… y en lugar de asumir la culpa, corre a llorar en redes sociales acusando transfobia. Eso fue exactamente lo que pasó en la Semana Universitaria 2025 de la Universidad de Costa Rica. La presidente de la FEUCR, Artemisa Villalta que, para agregarle drama a la historia, se identifica como mujer trans, cometió un error básico: no entregó a tiempo la solicitud de permiso sanitario obligatorio para eventos masivos.
El Ministerio de Salud no tuvo que hacer malabares para rechazar la solicitud. ¿Por qué? Porque así lo exige la burocracia estatal. Así funciona este sistema lento, inflexible y, en muchos casos, insensible. Los reglamentos no tienen tiempo para contemplar lágrimas ni se ponen a debatir sobre pronombres. Se cumplió la ley, y aunque la burocracia no tiene la capacidad de compadecer a nadie, al menos fue coherente: plazos son plazos, y la ley es la ley.
Pero, claro, admitir la propia torpeza administrativa no estaba en los planes de Artemisa. Era mucho más rentable políticamente victimizarse. Así que emprendió una campaña pública alegando persecución, transfobia y hasta acusó directamente al mismísimo Presidente de la República, Rodrigo Chaves, de sabotear su gestión “por ser trans”. Y no, no es broma, literalmente escribió:
“Estamos ante un caso donde se nos ha informado que desde casa presidencial se dijo, que ‘a la presidenta trans no se le da nada’ […] Pero cuando se niega todo por quién representa a un país, no queda duda: esto es una persecución política. Les juro que con cada fuerza de mi vida no dejaré que la UCR no se arrodille ante Chaves, a pesar de que para él solo sea ‘la presidenta trans’”
Pero no, Artemisa. No eres la Juana de Arco de la diversidad. No eres la víctima de una cacería política. Lo único que sí eres, es una persona irresponsable, que le quedó enorme el cargo, que ni siquiera unos trámites pudo ejecutar bien, y como todo zurdo, siempre buscan alguien más a quien culpar.
Y conviene recordarlo bien: aplicar la ley de manera imparcial, sancionar los retrasos administrativos, exigir trámites completos y respetar los plazos establecidos, eso NO es transfobia. Eso se llama… exigir responsabilidad. Eso es lo que cualquier gobierno o institución decente debería hacer. Y si no te gusta, tal vez el problema no esté en la ley, sino en tu incapacidad para cumplirla.
Mientras tanto, el detalle “insignificante” que este personaje no mencionó es que 43 millones de colones fueron despilfarrados en actividades canceladas. Dinero proveniente de las cuotas estudiantiles, de becas de bienestar, del bolsillo de estudiantes que apenas logran costearse el semestre. Dinero que no era suyo. Dinero que no le costó sudor. Dinero PÚBLICO. ¿Y cuál fue la respuesta ante ese desperdicio monumental? Un video ridículo victimizándose, acusaciones de opresión, y promesas vagas de una “rendición de cuentas” que, hasta hoy, es humo.
Pero no termina ahí el espectáculo. Artemisa Villalta llegó a la presidencia de la FEUCR con apenas 4,028 votos, en una universidad que tiene casi 50,000 estudiantes matriculados. Eso significa que el 92% del estudiantado no la eligió. Así que ni representación legítima tiene, ni autoridad moral para hablar de ”lucha estudiantil” en nombre de todos (con “o”, no con “e”).
Y para hacer aún más risible su intento de credibilidad, hace unos meses, en una entrevista en Trivisión, se atrevió a decir que tenía “la verdadera verdad del pueblo”. ¿De qué pueblo está hablando? ¿Del que ni siquiera la eligió? Hablando en nombre del pueblo cuando ni siquiera representa a la mayoría de su propia universidad.
Es por esto que no sorprende que su partido, Integra, fuera desinscrito por el Tribunal Electoral Estudiantil Universitario (TEEU) por más de 90 denuncias de acoso electoral. Pero lo realmente interesante es que una gran parte de los que forman parte de su movimiento tienen vínculos muy cercanos con el Partido Liberación Nacional. ¿Simple coincidencia? Saquen sus propias conclusiones.
Además, estos mismos desIntegrados fueron los que apoyaron la campaña del rector Carlos Araya, quien ahora está siendo investigado por promover la modificación del artículo 3 del Reglamento del régimen salarial académico (RRSA) relacionado al salario de las autoridades universitarias estipulado en el Estatuto Orgánico de la UCR sin estudios actuariales ni dictámenes. Y cuando el escándalo estalló, el rector pidió un “estudio técnico” casi un año después de intentar aplicar aumentos salariales de hasta 4 millones de colones a 22 funcionarios de confianza.
La realidad es sencilla: No eres víctima cuando te exigen cumplir con la ley. No eres perseguido cuando cosechas las consecuencias de tu propia torpeza. No eres un mártir cuando desperdicias millones del dinero ajeno y luego culpas al sistema. La historia es más simple de lo que Artemisa quisiera: una dirigente universitaria que falló, que no quiso asumir su fracaso y que prefirió utilizar su identidad transexual como blindaje político. Una historia vieja. Repetida. Decepcionante.
La “auto percepción” no es excusa para ser impuntual. El reglamento no pregunta tus pronombres, pregunta si cumpliste los requisitos. No eres un mártir por fallar, Artemisa. Eres solo una tragedia administrativa con 43 millones de motivos para rendir cuentas. Renuncie.