Licenciado Junior Jesús Aguirre Gorgona*
La Gran Guerra, posteriormente conocida como Primera Guerra Mundial, fue el enfrentamiento armado entre distintas naciones de Europa, las cuales de una u otra forma arrastraron países de América y Asia, según fuesen surgiendo las necesidades de defensa, respaldó e invasiones. Este conflicto, que se esperaba ocurriera en cualquier momento, explotó por el asesinato del Archiduque Francisco Fernando heredero al trono del Imperio Austro-Húngaro en Sarajevo el 28 de junio de 1914 a manos de un extremista servio, este magnicidio fue el catalizador perfecto para arrastrar a Alemania (en defensa de Austria-Hungría); Rusia (en pro de los Serbios) Francia (invadido por Alemania); Gran Bretaña (que respaldó a Bélgica ante la invasión alemana); Italia y Japón (aliados de Alemania) y más tardíamente a Estados Unidos (por el hundimiento del buque Lusitania en costas europeas) a un enfrentamiento sin precedentes entre 1914 hasta 1918, año el que se pone fin a la contienda.
Pero antes de que terminara la guerra, teniendo esta dos años en desarrollo, se firmó un tratado ultra secreto -en aquel momento- llamado Sykes-Picot el 16 de mayo de 1916 por Gran Bretaña y Francia (posteriormente Rusia se uniría), en el que se detallaba la división de Oriente Próximo y la creación de “nuevos países” a conveniencia de los futuros vencedores. Logrado el objetivo y con el Imperio Otomano colapsado se alcanzaron todos los tópicos del acuerdo planteados en aquel momento, en el cual, curiosamente Francia toma el control de Siria, hasta que esta logra su independencia el 17 de abril de 1946. Este tratado multilateral, y otros que se mencionarán a continuación, es el referente de ayer para entender las consecuencias lamentables que hoy se viven en Europa; aunque claro está no es la único.
Una vez finalizada la guerra, las potencias victoriosas firmaron en Francia, específicamente en la ciudad de Versalles el tratado que dio finiquito a la Gran Guerra, en él, se detalla -entre otras cosas- que Alemania es el responsable total junto con sus aliados de los daños provocados durante el enfrentamiento y esta quedaba condenada a indemnizar a cada nación afectada, esta deuda fue cancelada hasta el último centavo en el año 2010; noventa y dos años después del fin del conflicto bélico. Posteriormente en los Acuerdos de San Remo, llevados a cabo en Italia, se firmó el ultimo acuerdo posterior a la Gran Guerra, el cual vino a ser el sello de los tratados anteriores, ratificando cada uno de los puntos propuestos en Versalles y acogiendo con total beneplácito las demandas de Sykes-Picot.
Pero… ¿Qué tienen que ver estos tratados con la situación actual de Europa?
Estos tratados que trazaron fronteras donde no las había, formaron países donde no existían, faltaron a la promesa de crear la Gran Arabia -burlándose así de los árabes- y se inventaron gobiernos afines a sus políticas con el único objetivo de aprovecharse de los recursos petroglíficos y del gas natural de la región, fueron el caldo de cultivo para que los futuros grupos yihadistas tuvieran la excusa perfecta para ir en el nombre de Allah a sembrar terror y pánico a las diferentes capitales europeas. Solo por mencionar el ejemplo sirio que, aunque no cuenta con grandes reservas petroleras; es un punto de salida rentable, corto y estratégico del crudo por el Mediterráneo para posteriormente ser trasladado a Europa.
Esta “ocupación estratégica” se patentó aún más durante la Guerra Fría entre las superpotencias que se disputaban por el control de territorios con el fin de esparcir su ideología y por supuesto sus intereses comerciales, tal fue el caso de Afganistán, donde Estados Unidos entrenó a milicianos para luchar contra las fuerzas de la URSS (Unión de Repúblicas Soviéticas Socialista); esos combatientes que “liberaron” su nación del comunismo, a posteriori se convirtieron en la agrupación terrorista Al-Qaeda liderada por Osama Bin Laden, misma que perpetró los atentados del 11 de septiembre del 2001 y que hoy, con el nombre de Al-Nussra, se une a los que luchan por el control de Siria.
Otro factor determinante para comprender el esparcimiento y la proliferación de los grupos yihadistas en Europa, Asia, África e inclusive América es la ya conocida Guerra contra el terrorismo, misma que inició prácticamente el día en que las Torres Gemelas se desmoronaban ante los ojos estupefactos del mundo y miles de inocentes morían una vez más a manos de extremistas. La invasión a Irak, tan solo sirvió para atizar el hervidero que se vivía en el Medio Oriente, dicha guerra intensificó los ataques de organizaciones terroristas y el auge de los hoy conocidos “lobos solitarios”, o individuos que cometen crímenes en nombre de Allah. Y por último, la que fuese conocida como la Primavera Árabe, que en un primer momento su lucha estribaba en la demanda de mejores oportunidades laborales, más derechos y democracia; se convirtió en una ola de desestabilización en la mayoría de los países del Norte de Africa y algunos en el Cercano Oriente; punto que aprovecharon grupos fundamentalistas como ISIS para propagar y diseminar su ideología yihadista, cometer crímenes contra la humanidad y adueñarse de territorios en Siria y Libia con la consigna de formar el gran califato; en estas dos naciones la primavera se convirtió en otoño.
Los ataques perpetrados en París adjudicados por el autodenominado Estado Islámico son solo una pequeña demostración de lo que la Yihad pretende esparcir por todo el mundo occidental al grito de “Allah Akbar”, estos ataques que son en represalia por la intervención en Siria y anteriormente en Libia, no sólo son en contra de los franceses, sino en contra de todo el mundo civilizado que rechaza y repudia cualquier tipo de extremismo venga de donde venga.
*Profesor Estudios Sociales y Educación Cívica
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