La sostenibilidad financiera de Costa Rica ha sido un tema recurrente en la agenda económica del país, especialmente en un contexto de deuda creciente y desafíos fiscales que limitan las capacidades del Estado para invertir en áreas esenciales.
Este concepto se refiere a la capacidad de un país o entidad para gestionar sus recursos financieros de manera responsable, asegurando que sus obligaciones a corto y largo plazo se cumplan sin comprometer la estabilidad económica.
Bajo el contexto actual Costa Rica enfrenta una presión significativa en su sostenibilidad fiscal debido a factores como:
El crecimiento de la deuda del gobierno, que ha superado el 70% del PIB en los últimos años, lo que obliga a destinar gran parte de los ingresos fiscales al servicio de esta deuda, en lugar de a proyectos de desarrollo.
Continuamos arrastrando un déficit fiscal persistente, a pesar de la aprobación de la reforma fiscal en 2018, el déficit del país sigue siendo alto, lo que crea una brecha significativa entre los ingresos y gastos del gobierno.
Costa Rica ha seguido mantenido un modelo de bienestar social sólido, lo cual es positivo en términos de calidad de vida. Sin embargo, financiar este modelo sin un equilibrio fiscal se convierte en un reto creciente.
Nuestro país tiene las herramientas para mejorar su sostenibilidad financiera, pero requiere decisiones firmes y estratégicas a nivel de políticas públicas. Solo así podrá asegurar su estabilidad a largo plazo.
Retos y Oportunidades
Reforma fiscal y eficiencia tributaria: La reforma fiscal de 2018 fue un paso importante, pero no ha sido suficiente para estabilizar las finanzas del país. Aumentar la eficiencia de la recaudación tributaria y reducir la evasión son aspectos cruciales para mejorar la sostenibilidad.
Racionalización del gasto público: Se requiere un esfuerzo concertado para reducir el gasto no prioritario y mejorar la eficiencia del gasto en áreas clave como la educación, salud y seguridad. Costa Rica necesita asegurar que los recursos se utilicen de manera eficiente, evitando gastos innecesarios en burocracia o duplicidad de funciones.
Inversión en sectores estratégicos: Potenciar sectores como las energías renovables, la tecnología y el turismo sostenible puede generar mayores ingresos y aliviar la presión sobre las finanzas públicas a largo plazo. La inversión en innovación y tecnología puede ser un motor de crecimiento económico sostenible, con menos impacto en las finanzas del gobierno.
Gestión de la deuda: Es fundamental que Costa Rica mantenga una política clara para gestionar y reducir su deuda pública. Esto incluye tanto la renegociación de las condiciones de la deuda como la creación de una hoja de ruta que permita al país retomar el control sobre su nivel de endeudamiento.
La sostenibilidad financiera no es solo una cuestión de balances y números; es el reflejo del compromiso del Estado con el bienestar de su población actual y futura. Las decisiones que tome hoy definirán el rumbo del país para las próximas generaciones. Costa Rica necesita de un liderazgo firme y visionario que priorice la estabilidad financiera sin sacrificar los logros sociales que nos caracterizan.