Si un hombre en busca de sensacionalismo anuncia a todo el mundo que se encontró con el Todopoderoso, es muy probable que “ipso facto” termine en un hospital psiquiátrico o; en el mejor de los casos, vía rápida y sin trámites lo hagan santo.
Si un candidato a presidente de la república acusa a medio mundo con bombos y platillos sin aportar las pruebas necesarias, en lugar de alcanzar el sensacionalismo político, verá bajar ostensiblemente el porcentaje de su aceptación electoral en las encuestas, además de ser tachado de mentiroso. El populismo tanto de moda actual, arriesga el mismo resultado negativo de no cumplir con hechos reales, que los votantes puedan comprobar “in situ” y no con palabras al viento.
En Costa Rica; si un candidato a la presidencia, quiere ahorrar dinero de los contribuyentes y el suyo; debería, simple y llanamente, preguntar al pueblo, cuáles son los problemas que lo aquejan, y como “Voz populi” es lo que más cuenta, al final tendrá hecho gratis su programa de gobierno, para darle una mano al terruño; añadimos que si el futuro mandatario, resultara ser un hombre sencillo y sin humos en la cabeza; al día siguiente de su investidura, podría hacer realidad, por ejemplo, el arreglo de una calle o; algo parecido de fácil y rápida ejecución: ¿sería sensacionalismo?
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