Guerra Israel - Hamás

Salvar vidas molesta a algunos

» Israel defiende nuevo modelo de ayuda humanitaria que evita beneficiar a Hamás

Cuando la ayuda humanitaria llega directamente a quienes la necesitan —sin intermediarios, sin condiciones políticas ni estructuras corruptas— se revelan verdades que muchos preferirían seguir ocultando. En Gaza, el nuevo sistema de distribución —transparente, eficiente y bajo supervisión internacional— ha logrado lo que muchos consideraban imposible: asistir a la población sin fortalecer a Hamás, sin financiar su maquinaria de guerra ni reforzar su control. Y eso, aunque debería ser motivo de celebración, ha provocado incomodidad, enojo e incluso sabotaje.

Porque cuando la ayuda funciona, se caen los pretextos. Queda claro que no es Israel quien bloquea la asistencia, sino un régimen que se alimenta del sufrimiento de su propia gente. Una organización terrorista que ha hecho del hambre una herramienta, de la miseria un recurso estratégico y de las víctimas un escudo humano y propagandístico.

Cada caja de comida que llega a una familia sin que se le exija pagar un “impuesto revolucionario” o sin pasar por manos armadas representa una derrota moral para quienes se nutren del caos. Por eso intentan detenerlo. Por eso mienten, manipulan y acusan. Porque una ayuda que realmente salva vidas —sin beneficiar a los extremistas— deja sin argumentos a quienes necesitan perpetuar la narrativa de que todo es culpa de Israel, mientras ellos se enriquecen y refuerzan su dominio totalitario.

Salvar vidas debería unirnos. Debería ser un objetivo común e innegociable. Pero en Gaza, salvar vidas incomoda. Porque expone que el verdadero obstáculo para la paz, la estabilidad y la recuperación no es el Estado de Israel, sino el sistema de terror, opresión y corrupción que domina a los palestinos en la Franja. Un sistema que no construye hospitales, sino túneles; que no invierte en escuelas, sino en cohetes; que no protege a su pueblo, sino que lo sacrifica en nombre de una ideología de odio.

El nuevo modelo de ayuda humanitaria deja en evidencia algo fundamental: cuando hay voluntad, hay soluciones. Pero también deja al descubierto a quienes se benefician de la tragedia, a quienes prefieren que su pueblo sufra antes que perder el control, a quienes se indignan no por el dolor, sino por no poder manipularlo.

Cuando las víctimas dejan de ser útiles políticamente, simplemente dejan de importarles. Y ahí, precisamente, se ve la diferencia entre quienes buscan soluciones y quienes solo desean prolongar el conflicto. Entre quienes están del lado de la vida y quienes solo saben construir sobre la muerte.

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