Como voluntario en la organización del Congreso PMI-CR 2024, he tenido el privilegio de ser parte de un evento que no solo se centró en compartir conocimiento sobre herramientas y metodologías de gestión de proyectos, sino que también puso en el centro algo mucho más importante: las personas.
Desde mi perspectiva, el Project Management Institute (PMI) tiene un propósito mucho más profundo que simplemente capacitar en técnicas y herramientas para cumplir con los objetivos de un proyecto. Para mí, el PMI busca generar un impacto significativo no solo en los proyectos, sino también en las personas y los equipos que los hacen posibles.
Al asumir mi rol como voluntario, me di cuenta de que este congreso era una oportunidad para repensar lo que realmente significa ser un “gestor de proyectos”. Desde mi punto de vista, ser un gestor de proyectos no se trata únicamente de ejecutar un plan o seguir un cronograma. Se trata de ser un líder transformador, alguien que guía y motiva a su equipo para lograr algo más allá de lo técnico: generar valor real para el cliente. Esto implica que cada proyecto debe tener un impacto tangible y positivo, tanto para los equipos como para los clientes, ya que, al final, los proyectos existen para resolver problemas y generar valor.
Uno de los puntos de mayor peso que surgió a lo largo del precongreso y congreso, desde mi perspectiva, fue la necesidad de redefinir el rol del gestor de proyectos. A través de las ponencias y los talleres, fue evidente que no podemos limitarnos a ser simples administradores de tareas y recursos. La gestión de proyectos en el mundo actual requiere que nos convirtamos en líderes que inspiran y que crean un entorno donde las personas puedan dar lo mejor de sí mismas. Es ahí donde vi el mayor reto: cómo liderar equipos en un entorno que demanda agilidad, pero sin perder de vista el valor humano.
A lo largo del congreso, llegué a la conclusión de que cumplimos con un objetivo clave: ofrecer un espacio donde los profesionales no solo pudieran actualizar sus conocimientos, sino también reflexionar sobre el verdadero propósito de los proyectos. Desde mi punto de vista, el objetivo principal de este congreso era mostrar que los proyectos no son solo acerca de cumplir con fechas y presupuestos, sino de generar valor real para el cliente. Los expositores nos mostraron herramientas innovadoras y ágiles, pero más allá de eso, nos retaron a pensar: ¿Estamos realmente creando valor? Esta reflexión, para mí, es crucial. Un proyecto exitoso es aquel que, al finalizar, deja al cliente satisfecho, no solo por haber cumplido con los términos contractuales, sino porque el valor entregado superó sus expectativas.
Como voluntario, tuve la oportunidad de ver de primera mano cómo el esfuerzo colectivo de todos los que participamos logró materializarse en un evento que no solo ofreció conocimientos técnicos, sino que también nos dejó grandes aprendizajes sobre el factor humano. Este evento fue un recordatorio de que los proyectos no se gestionan en un vacío técnico; se gestionan en ecosistemas donde las personas son el verdadero motor.
El PMI Capítulo Costa Rica no solo organizó un congreso, sino que creó una experiencia que nos hizo reflexionar sobre lo que significa ser parte de la comunidad PMI. Una comunidad que se preocupa por desarrollar líderes que comprendan que el éxito de un proyecto no se mide únicamente en entregables, sino en el impacto que genera. Y eso es algo que me llevo de este congreso: repensar la gestión de proyectos como una disciplina que pone a las personas en el centro, porque solo cuando cuidamos a los equipos, podemos garantizar que los proyectos generen el valor que el cliente realmente necesita.
Para mí, este congreso fue mucho más que una serie de talleres y ponencias. Fue una oportunidad de aprender, de conectar y de liderar con propósito. Me siento honrado de haber sido parte de este equipo de voluntarios, y estoy convencido de que, con el compromiso de todos, el PMI continuará impactando de manera positiva en el desarrollo de líderes que saben que los proyectos no son solo para cumplir metas, sino para crear valor duradero.