La situación política del PLN me lleva a instar al Comité Ejecutivo para que promueva la discusión de una reforma al Estatuto del Partido dirigida a tener una organización más horizontal y no piramidal.
A estos efectos es necesaria la eliminación de la figura de diputaciones nacionales, separar los procesos de distritales, movimientos y convención, elegir las diputaciones en asambleas provinciales. Además la necesaria racionalización de los procesos internos (convención y distritales) a través de la depuración del actual padrón verde.
El PLN debe dar más espacio de elegibilidad a las dirigencias territoriales que por su peso específico en el proceso interno lo merezcan. En la actualidad la fracción parlamentaria ha perdido representatividad territorial en cantones como San José, Desamparados y Pérez Zeledón.
El proceso de convención abierta del PLN se ha convertido en un largo vía crucis electoral donde el candidato ganador debe enfrentar un desgaste innecesario, oneroso y mediático.
Un proceso donde vote la militancia que así se empadrone a esos efectos tornaría la decisión en una expresión política partidaria disminuyendo la influencia de agentes externos publicitarios y mediáticos con la consecuente racionalización de los costos económicos de la precampaña.
La propuesta realizada por la Secretaría de Electorales ya lista puede servir de texto base para estas reformas al Estatuto, al ser la que presenta un mayor avance a esta fecha.
Los tiempos internos del Partido sugieren a todas luces que esas reformas deben darse durante el año 2018, antes de los procesos de renovación de estructuras de 2019, seguidos de las elecciones municipales y que podrían no dar espacio a la toma de esas decisiones impostergables.
Las reformas a la estructura no constituyen un fin en sí mismas sino que deben facilitar la prevalencia de un partido que ha sido bastión de la clase media y en general de un país identificado con la socialdemocracia.
La orientación ideológica del PLN debe asirse hoy más que nunca a las aspiraciones más permanentes de la socialdemocracia, las que por encima de cualquier discusión electoral constituyen nuestro consenso y nos sirven de base aún hoy: políticas solidarias que generen desde el Estado, el sector privado y la economía social más empleo, salud, vivienda, educación, en suma una sociedad donde se garantice el acceso público a los servicios y bienes esenciales.
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