Con una pluma muy alegre fuertes voces gritan a los cuatro vientos que “Nueva República” es oportunistas y populistas sólo por defender la solidaridad social de los costarricenses, algo que creemos debe verse reflejada en un plan fiscal, y que en definitiva no existe en el proyecto que se discute en la Asamblea Legislativa.
Entendemos y lamentamos la conveniente e interesada estrategia política de quienes lo hacen, pero lamentamos que no se detengan a comprender y analizar objetivamente que nuestra posición es más bien… responsable.
“Nueva República” tiene una escala muy bien definida de valores y principios sustentados siempre en elementos técnicos y en estándares del bienestar social que nos hace tener sumamente claros los mínimos y los máximos que aceptaremos en una ley, más si se trata de un plan fiscal; estos puntos de vista van más alla de un cálculo político o electoral, pues ante todo nuestra conciencia cívica nos hace entender que Dios y la Patria nos confrontarán por las decisiones que tomemos, ahora y siempre, por eso actuamos con dignidad política.
Hemos insistido en que somos concientes de la urgencia de una reestructuración financiera, incluso más allá de lo fiscal, misma que debe ir de la mano de un recorte serio del gasto, de una urgente reactivación económica, de políticas de generación de empleo, de una real lucha contra el contrabando y, entre otras medidas, de un interés evidente por la recaudación tributaria, más cuando de grandes deudores se trata.
Particular capítulo nos merece nuestra propuesta de evitar que crezca la planilla estatal, al tiempo que se trabajaría en su transformación y modernización, pues mientras nosotros lo propusimos con un gran patriotismo otros lo ignoran o postergan con un gran populismo.
Todos los partidos que participamos en la pasada contienda electoral teníamos una receta para lograr ese cambio en lo fiscal para mejorar las finanzas del país, cada uno desde su perspectiva técnica, ideológica y política, y cada uno con sus mínimos y sus máximos aceptables, esto hizo que el plan fiscal, al fin de cuentas, se cerrara con características cuyos rangos fueran dibujados y propuestos por el partido de gobierno (el PAC). Fue ese partido el que aprovechando la urgencia del tema, incluyó un capítulo de amnistías tributarias a grande contribuyentes y el cobro de impuestos a la canasta básica, las medicinas y a la salud, algo terco por cierto, casi antojadizo e innecesario que sólo el tiempo les podrá cobrar, pues por lo visto, tener los votos para aprobarlo les respaldará en cierto momento, aunque eso no significa que sea lo correcto, en suma no deja de ser una medida conveniente muy propia de quienes se lavan las manos para evadir decisiones.
Es ahí donde, cómo reitero, “Nueva República” se separa del apoyo al plan fiscal, es ahí donde nosotros identificamos que las fronteras de lo permitido fueron superadas y donde nosotros no podemos votar, afirmativamente. Los fundamentos de “Nueva República” no ven necesario pasar por encima del pueblo, para poder gobernar…
Para nosotros, garantizar la solidaridad social es tan esencial y básico que no podemos apoyar esta receta para la reestructuración económica, menos cuando sabemos que las medidas complementarias ni siquiera han empezado a desarrollarse y menos cuando ya se proyectan versiones fiscales 2.0 y hasta 3.0 que muy pronto tocarán la puerta de la Asamblea Legislativa. Cuando eso pase, vamos a ver qué argumento se inventan sus defensores para justificar sus fallos y para promover sus nuevas “pomadas canarias fiscales”, pues más de un erudito político o económico de hoy, sin duda alguna inventará nuevas teorías para “reconvencernos” de que “la siguiente es la buena”.
Para “Nueva República” es urgente un plan fiscal, pero estamos seguros de que esta versión NO es la que Costa Rica necesita o merece. La urgencia de medidas fiscales nunca puede estar por encima de acciones que vayan contra los mínimos y máximos aprobables, menos cuando esto se pudo preveer. No podemos premiar la irresponsabilidad y la ligereza en la administración pública con un plan que castiga a los que menos tienen… Habían opciones, pero no quisieron escuchar.
No perdamos de vista que este plan lo planteó el PAC y que se ajustó entre quienes estuvieron de acuerdo en que la amnistía tributaria, la canasta básica, las medicinas y la salud fueran parte del plan; recordemos que a como la suma de voluntades políticas dieron el respaldo a esta versión, esa misma suma nos pudieron acompañar en la defensa de la solidaridad social y en el fortalecimiento del plan con otras cosas, todo fue un tema de negociaciones donde la tesis de los impuestos a la canasta básica, a las medicinas y a la salud, por ejemplo, tuvo más respaldo. Estamos seguros que ganaron los intereses de unos pocos y no los del pueblo.
Si se pudiera hacer un voto parcial en el segundo debate podriamos decir que, sustancialmente, es a esta parte del plan a la que le estaríamos diciendo que no… Incluso hay quienes nos han dicho que esto es lo menos importante del plan, pero para nosotros más bien es lo más significativo (por ende imposible de aceptar); curioso es que quienes nos dicen eso son los que a su vez negociaron para sacar del plan fiscal otras cosas.
Nos toca aclarar que la urgencia de lograr la trazabilidad hizo que ese tema se convirtiera en una excusa para ponerle impuestos a los asuntos de primera necesidad del pueblo, cuando simplemente era cuestión de aplicar bien la factura digital en todos los sectores, de reforzar el sistema informático y el personal de Hacienda y de aceptar que la “tasa cero con deducción plena” sí permitía que toda la cadena productiva quedará evidenciada en sus actividades haciendo innecesario el impuesto al producto final.
Estamos seguros que el tiempo nos dará la razón: infringir las fronteras de la solidaridad social no se puede permitir, menos si habían otras medidas, como con los 84 colones a las bebidas alcohólicas (que daría más plata al gobierno que muy probablemente si juntáramos la canasta básica, las medicinas y la salud juntas). Estamos seguros que sí era posible una versión más real de lo que el país necesita, el argumento de “es lo que se pudo” no es de recibo, pues todo se podía ajustar si hubiesen tenido voluntad de hacerlo.
Es por esto que en “Nueva República” no podemos votar a favor de este plan fiscal, porque iría contra lo que creemos y defendemos, supera los mínimos y máximos permitidos… Quienes sí lo aprueban tendrán sus razones y son de respeto, espero que también sean recíprocos.
Falta mucho por hacer en favor de lograr el mayor bienestar posible para todos, faltan muchas medidas complementarias a cualquier plan fiscal que se tramite, y falta mucho apoyo a la economía nacional y en todo eso que falta estoy seguro que las distintas agrupaciones legislativas tendremos grandes coincidencias.
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