El Eje Beijing-Moscú en América Latina
En el escenario mundial se mantiene un conflicto, que cada día involucra a más naciones, la invasión de Rusia a Ucrania ha mantenido la atención de todos, pero la Federación Rusa, cuando invadió Ucrania, no esperaba ni la reacción de los ucranianos, ni la del mundo democrático.
Sin embargo, notamos que el rechazo a dicha invasión no ha sido unánime, hay una serie de países que se han abstenido de condenar la invasión, o incluso apoyarla, buscando culpables en cualquier otro lugar, excepto en el Kremlin.
El apoyo a Rusia ha sido muy escaso, pero se observa que primordialmente proviene de regímenes totalitarios o autoritarios. China ha sido muy torpe para disimular el apoyo a Rusia, la supuesta neutralidad respecto de la guerra se diluye con las acciones y las declaraciones del dirigente comunista chino: Visita a Moscú, propone que Ucrania pierda su territorio a cambio de la paz, y envía a Rusia tecnología que tiene un destino muy oculto. El eje Moscú-Beijing es muy evidente en sus acciones y propósitos conjuntos.
China está en una campaña por la hegemonía mundial, y sabedora que el mundo libre y la democracia se le van a oponer, busca los mismos aliados que Rusia, y eso lo vemos con las acciones diplomáticas en Latinoamérica, ahora en torno a la visita que hace el ministro de asuntos exteriores ruso, Serguei Lavrov, y que busca ratificar alianzas y complicidades. Esta gira de Lavrov es de alto nivel, y debió ser encabezada por Vladimir Putin, sin embrago, con la orden de arresto de la Corte Penal Internacional, no podían arriesgarse.
Analicemos las escalas de esta gira rusa por nuestro continente:
Brasil: La primera escala en el hemisferio, con un gobierno de izquierda, que ha buscado tener relevancia a nivel mundial. La visita que Lula da Silva ha realizado a China, planteando un mundo multipolar, atacando las posturas prodemocráticas de los Estados Unidos y de la Unión Europea, hacen ver que esta ansia de poder lleva a Brasil a buscar alianzas con los regímenes más autoritarios. La participación de Brasil en el BRICS, una alianza que integra a Rusia, China, India y Sudáfrica, hace que busque esa relevancia, pero a costa de cualquier valoración ética.
BRICS se ha convertido en un foro donde la intención es competir con Estados Unidos y Europa, ahora con propuestas de abandonar el modelo financiero basado en el dólar, y usando las monedas propias de estos países. Habrá que ver quien confía en las monedas controladas por el Partido Comunista Chino, por el régimen de Putin, o por el torpe Lula.
En esta reunión Rusia ofreció, a cambio del apoyo cínico brasileño, su voto para que Brasil integre el Consejo de Seguridad de la ONU, de manera permanente, e invitó a Lula a Moscú para una reunión con Putin. Dijo que Rusia y Brasil comparten una única visión, lo cual evidencia la complicidad brasileña a todas luces. Lula ha responsabilizado de la guerra a Ucrania, una declaración mentirosa, a cambio de beneficios rusos a su gobierno.
Afortunadamente para los brasileños, Lula no cuenta con la mayoría en el Senado ni en la cámara de diputados, pero cuenta con la complicidad del Supremo Tribunal Federal, que le permitió ser candidato a la presidencia, siendo convicto de corrupción. Falta agregar que se hay una instancia bancaria en el BRICS, en la cual Lula ha impuesto a Dilma Roussef, ex presidente de Brasil, quien fue retirada de la presidencia por corrupción. Así vemos como se asocia la corrupción con las dictaduras de manera natural.
Venezuela: El país que ha demostrado el fracaso del socialismo, aún mantiene un régimen que expulsa a diario a sus ciudadanos, llegando a cifras que rozan los 8 millones de emigrantes. Nicolás Maduro ha refrendado la alianza que crearon Chávez y Putin y ha sido su comparsa en la diplomacia mundial, siendo uno de los 5 países que reconoce a las invenciones de Abjasia y Osetia del Sur, además de abstenerse de condenar la invasión rusa en la ONU y de apoyar, de igual manera, a esta asociación de regímenes totalitarios.
Lavrov y Maduro tienen un dialogo constante, ambos han sido sancionados y ambos han encontrado la manera de brincar las sanciones. Respecto de la guerra, Maduro ha expresado públicamente el total apoyo a Rusia, siendo de los pocos países que lo han hecho con tal descaro.
Nicaragua: El dictador nicaragüense Ortega y su mujer, tienen un aislamiento cada vez más profundo debido a la persecución de disidentes, la falta de libertades y el fraude electoral, pero esto los acerca cada vez más al eje Moscú-Beijing. Hace poco rompieron relaciones con Taiwán, buscando el apoyo chino y lo obtuvieron. Nicaragua actúa a nivel internacional como un títere ruso, de igual manera reconoce a las supuestas republicas que Rusia robó a Georgia y públicamente anuncia su apoyo a Putin en la guerra.
Cuba: La relación entre ambos países comenzó al inicio de la Revolución Cubana, y fue parte importante en la guerra fría. Cuba le adeuda a Rusia miles de millones de dólares, parte de ellos han sido condonados por Putin ($35,000 millones USD) y la demás parte está en negociaciones.
La presencia de Lavrov en Cuba coincidirá con la designación de Diaz-Canel como dirigente por parte de la espuria Asamblea cubana, así que será un digno testigo de la ratificación del dictador.
La unión entre los castristas y los comunistas rusos fue muy intensa hasta 1991, pasó una época de enfriamiento y ahora Putin la quiere revivir, aunque es el aliado más costoso que tiene. Ha comprometido combustible para Cuba, que antes surtía Venezuela, pero la urgencia de Cuba de energéticos sigue creciendo y Rusia no ha cumplido.
Diaz-Canel, el dictador cubano, en su visita a Moscú el año pasado, dio su respaldo total a Putin, ahora veremos a cambio de que fueron estas declaraciones.
La gira rusa por Latinoamérica busca refrendar complicidades, construir alianzas entre dictaduras y proyectar a Putin como líder mundial alternativo. El rompimiento de estos países con occidente y con las libertades será aprovechado por Rusia y por China para contar con puntas de lanza en nuestro continente.
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