Presidente de Costa Rica 2026-2030: Asunto definido

Once meses faltan para la contienda electoral del 2026 y para la gran mayoría, no se ve con claridad un candidato o candidata con verdaderas posibilidades de tomar la silla presidencial, mucho menos alguien con la capacidad para guiar por un buen rumbo el destino del país.

No es de dudar que haya personas capaces de guiar a Costa Rica por un buen camino, sin embargo, esas personas no tienen suficiente caudal electoral y muchas de ellas ni siquiera tienen aspiraciones políticas.

La política en general, y más aún en nuestro terruño, se volvió en los últimos años un negocio de entretenimiento, una especie de circo mediático en donde quién más grita, quien más chismorrea, quien más ofende y más berrinche hace, más audiencia capta y por ende más popularidad obtiene.

Por ello no importa cuán bueno sea un candidato, cuán sólido sea su plan de gobierno y qué tan bueno sea su equipo de trabajo. Lo que verdaderamente comprará el electorado es un discurso divisorio sin sustancia.

No sabemos aún cuál será el eje central de la campaña pero no faltarán temas. Siempre habrá algo sobre lo cual crear una disyuntiva decisoria y provocar la tensión y atención de las grandes masas en su mayoría poco pensantes, poco informadas, poco reflexivas y con escaso criterio.

En el pasado reciente los temas han sido variados y van desde religión, igualdad de género, migración lucha de clases y hasta división entre quienes desean o no un tratado comercial con otro país. Y no es de sorprender que en el futuro los temas a discutir sean aún más variados como la libre y casi irrestricta posesión de armas que algunos han promovido, podría crearse división entre hombres y mujeres, entre habitantes de la GAM vs habitantes de las costas etc.

No en vano, algunos desean emplear la herramienta del referéndum no como el valioso recurso ciudadano de ejercicio democrático que es, sino más bien, como un arma o soporte para dar rienda suelta a sus caprichos personales, pasando por encima de normas legales e incluso de la misma constitución política.

Si al día de hoy tuviésemos que valorar los posibles aspirantes a la presidencia del país, podemos ver que los viejos partidos tradicionales continúan sin entender la dinámica social moderna de nuestro país. El PUSC nombró a un candidato joven y brillante como Juan Carlos Hidalgo quien, además de poseer un pasado libertario (que por más que lo intente, no podrá esconder debajo de la alfombra), posee también grandes cualidades e ideas novedosas, pero su caudal electoral no le permitió ni siquiera alcanzar una curul legislativa en el 2022, mucho menos tendrá la capacidad de aglutinar a las fuerzas socialcristianas.

El PLN por su parte, decide hacer una convención interna con muchos candidatos que no tienen ninguna posibilidad real de hacerle frente a una campaña política como la que viene. El único de ellos que podría llegar a, por lo menos competir seriamente, es Álvaro Ramos, quien también es una persona muy capaz y con ideas firmes.

Incluso don Álvaro tiene la ventaja de poder llevar un discurso de contraposición al ”establishment” ya que salió del actual gabinete ” peleado” con el presidente. Su mayor inconveniente reside en que pertenece a un partido que aunque tiene maquinaria política suficiente, no goza de la simpatía de las grandes masas quienes ya dijeron en tres elecciones consecutivas “no queremos más de esto”.

El resto de partidos pequeños podrían darse a la tarea de configurar una de esas utópicas alianzas que por lo general no dan resultado.

Con el Frente Amplio por más que se empeñen en continuar lanzando a su ungido y eterno candidato Villalta, por los próximos años no lograrán una posición en el Poder Ejecutivo, pues el país quedó ”empachado” ya del modelo socialista del PAC que el Frente Amplio no solo reafirma sino que exalta con mayor fuerza. No pasarán de ser la eterna oposición izquierdista.

Eliécer Feinzaig y su partido Liberal Progresista que tiene poco de liberal y mucho de progresista, podría tener una participación modesta siempre y cuando continúe siendo un partido casi unipersonal que se centra en la figura de Eli. Tuvo una buena participación en el 2022 pero difícilmente le dé la cuerda para el 2026.

Nueva República, otro partido unipersonal en torno a la figura de Fabricio Alvarado, supuestamente no ha definido si su candidato sería por tercera vez Fabricio o si se decantan por una figura más potable para el electorado. No importa la decisión que tomen, no tienen nada que perder, al fin y al cabo esta sería la última carrera de Fabricio antes de entrar en el selecto club de los eternos candidatos que ”casi casi…, pero nunca…” y así hacer fila detrás de Rolando Araya, José Miguel Corrales, Ottón Solís, Otto Guevara, Antonio Álvarez Desanti, José María Villalta, Rodolfo Piza etc, etc.

¿Pero qué hay del oficialismo?

Aunque no se sabe aún quién será el escogido del chavismo, no pareciera que de las opciones que se presentan haya alguien con ideas nuevas y capacidad real para gobernar.

Además, cualquier candidato o candidata que siga la línea del oficialismo, no necesita tener ideas propias ni capacidad, lo único que necesita es seguir al pie de la letra los mandamientos de su ”caudillo” el señor Chaves.

Y eso es algo que cualquiera de los posibles candidatos del oficialismo ya lo hace muy bien. Todos ellos, Batalla, Fernández, o quien surja además de éstos tienen algo en común y es que son simples ”yes-man”. Simplemente dirán que sí a todo lo que Chaves les diga tal como lo hicieron cuando ocuparon sus puestos ministeriales. Será difícil que puedan salirse de ese cómodo y simple rol de resolver cualquier situación con un ”Sí señor”.

Eso, si bien es complaciente y atrae los votos del ferviente, apasionado y -no tan grande como se cree- grupúsculo de simpatizantes de la mancuerna Chaves-Cisneros. Es inconveniente porque implicaría que ningún candidato del oficialismo tendría ni siquiera la mínima capacidad para contrastar ideas (porque no las tienen) con las de otros candidatos, ni en un debate, ni mucho menos en un plan de gobierno como claramente no lo tuvo tampoco el actual gobierno.

¿Quién podría ser alguien entonces con opciones?

Sin duda tendría que ser un candidato con proyección, aires de cambio y que aunque no sea muy bueno, pueda capitalizar el descontento de algunos sectores y manejar un discurso de desprendimiento en relación con el status quo. Es decir alguien con la capacidad de plantarle cara al oficialismo y de manejar correctamente un mensaje de desmarcarse de dicha línea. Tal como lo mencionaba con respecto a Álvaro Ramos pero sin pertenecer a un partido desgastado, tradicional y poco funcional como el PLN.

En el horizonte solamente se ve a una persona que reúne algunos de esos requisitos.

Luis Amador Jiménez.

Don Luis Amador y su frase de ”alejarse de los tentáculos del mal” es quien podría capitalizar el suficiente apoyo de seguidores de distintas agrupaciones políticas y captar la atención de ciudadanos qué buscan un referente.

No es ni por asomo un candidato ideal y quizá ni siquiera bueno. Y con vehemencia se aclara que no es del agrado de quien escribe estas líneas. Sin embargo es una de las pocas o quizás única opción con posibilidades de enfrentar al oficialismo.

Él ha dicho estar en conversaciones con algunos partidos y se especulan nombres de partidos minoritarios, pero será hasta abril o mayo que Amador indique cuál será el vehículo con el cual se presente en la carrera electoral. No conocemos las ideas o propuestas que él pueda tener, lo que sí sabemos es que aún sin tener un partido definido y aún sabiendo que tiene muchos anticuerpos y que sufrirá muchos ataques, desde muchos meses atrás anunció sus aspiraciones presidenciales y esa es una convicción que ningún aspirante tiene y que pocos han tenido en nuestra historia política. El tipo se tiene fe.

Difícilmente votaré por él ya que, como lo dije, no es de mi total agrado y su estilo aún no termina de convencerme. No obstante es a quien veo con más determinación y fortaleza.

Vienen meses de mucho ruido, especulaciones y mucho circo electorero.

Este servidor vaticina una victoria de don Luis Amador en segunda vuelta en abril de 2026.

Si es lo mejor o no para el país no lo sabemos y será tema para discutir, pero es lo que pienso que va a ocurrir.

Hasta tanto éstas barbas y está pluma entran en remojo y reposo absoluto, al menos en cuanto a temas electorales.

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