El escenario político de Costa Rica definitivamente ya no es el mismo. Hoy la población, viendo los procesos de elección presidencial anteriores; casi que da por hecho una segunda ronda para elegir al presidente de la República en el 2026.
Lo hemos escrito en este espacio en muchas ocasiones, nuestro país está experimentando la campaña electoral más joven de su historia. ¿Sabe usted estimado lector cuándo empezó la campaña electoral de cara al 2026? ¡Correcto!, inició el 8 de mayo del 2022.
Es innegable que la forma que el presidente Chaves Robles arribó al poder, fue la estrategia que anhelaba el votante. ¿Por qué? Simplemente vieron y escucharon a un líder que tenía la capacidad de cumplir con lo prometido, quebrando y eliminando la acostumbrada forma de gobernar en el territorio costarricense.
La actual y constante lucha entre los tradicionales grupos de poder y las nuevas autoridades gubernamentales, dejan de manifiesto que algo está haciendo bien el actual gobierno. No se puede ocultar, la mayoría de los ciudadanos respaldan la gestión del mandatario. Señores; ¡el hartazgo tiene límite!
Esta realidad nos obliga a enfrentar un escenario muy particular, las fuerzas tradicionales de los partidos políticos más antiguos, están en clarísima DESVENTAJA. Las encuestas más recientes revelan que el respaldo a las tiendas partidarias tradicionales está sufriendo el abandono y deserción de sus militantes.
Una pregunta directa: ¿ven ustedes al próximo presidente de la República saliendo del PLN, PUSC, FA, PLP o PAC? Si su respuesta es NO, debe de iniciar desde ya, el ejercicio de ir “emparejando” los posibles contendientes electorales más fuertes. Así es, la clara distinción en el estilo de gestión que ha impregnado la Administración Chaves Robles, debe ser tomada como ejemplo del nuevo accionar gubernamental.
Unas tres semanas atrás, anoté que el impacto político que ha generado el presidente Chaves, será muy difícil de mejorar, incluso les consulté: ¿de las figuras públicas actuales, a quién considera como heredero (a) del nuevo estilo presidencial?
Para este servidor, al sano razonamiento de posibles “contrincantes” en caso de un balotaje en el 2026, hay que ponerle nombre y apellidos. Sin embargo, no descartemos que “despierte” un líder que venga a “barrer” el domingo 1 de febrero del 2026.
Veamos algunos ejemplos: si en el PLN el candidato fuese Antonio Álvarez Desanti y su opositor el exministro Luis Esteban Amador Jiménez, ¿por quién votaría?
Otras parejitas: si en el PUSC el candidato es Juan Carlos Hidalgo Bogantes y su oponente la actual ministra Laura Fernández Delgado, ¿dónde pondría la X? Y si en el PLN el aspirante fuese Rodrigo Arias Sánchez y su rival es Luis Esteban Amador Jiménez o Laura Fernández Delgado, ¿a quién respaldaría? No olvidemos que figuras como Gerardo Fabricio Alvarado Muñoz, Fernando Zamora Castellanos y Gerardo Corrales Brenes, ya han manifestado su deseo de formar parte de la carrera presidencial.
Este interesante ejercicio, definitivamente es de carácter obligatorio. Ustedes en sus casas empiecen a formular “dúos tentativos” rumbo a la elección presidencial.
Hoy Costa Rica experimenta un Estado Democrático en un proceso de absoluta transformación y renovación. El accionar con autoridad y transparencia, abre la posibilidad de un renacimiento en la credibilidad de la gestión pública. Sí, NO debemos escatimar reconocimientos ni esconder críticas positivas a la nueva era de nuestros gobernantes.
¿Habrá posibilidad alguna, que los partidos políticos tradicionales retomen la fuerza necesaria para llegar de nuevo al poder?
La realidad de las fuerzas políticas tradicionales está más que vista. Líderes desgastados, escasísima credibilidad, poca oportunidad a nuevos liderazgos, continuismo de la cadena de figuras expuestas a cargos de elección popular y dominio de “herederos a cargos políticos”.
Vuelvo a preguntar, ¿ven ustedes al próximo presidente de la República saliendo del PLN, PUSC, FA, PLP o PAC?
Es evidente, “los ciudadanos están utilizando las elecciones para expresar su descontento, un fenómeno denominado “voto del descontento” que puede definirse como el rechazo a los partidos políticos, las élites tradicionales y otras instituciones. La gente vota por nuevas plataformas políticas, a menudo creadas en torno a personalidades específicas y no a definiciones políticas”. El descontento del ciudadano les está pasando la factura a los partidos políticos. La mayoría de votantes en Costa Rica, desde la elección del 2002, viene votando por personas y NO por partidos políticos.
Algunos pesimistas manifiestan que no sólo los partidos políticos están muertos sino también la política; entendiendo esta como un debate de ideas traducido en una forma de gobernar. Señores, nuestra Suiza Centroamericana ya no es la misma.
Los que peinamos canas, vivimos el efecto directo del bipartidismo. Las ventajas de este sistema se traducían en un “reparto igualitario y alternante” de las fuerzas dentro del sistema democrático, lo que provee gran estabilidad política. Las desventajas se evidenciaban en la exclusión de minorías importantes, lo que dificulta el ejercicio de la democracia para grupos no representados en el sistema.
La nueva tendencia del bipartidismo en nuestro país ya está posicionada. Los gobiernos venideros estarán aferrados a la nueva forma de gobernar. Y aquí, aunque les arda a algunos, la ruptura del paradigma realizada por el presidente Rodrigo Chaves Robles, definitivamente obligará a los futuros gobernantes a tomar en consideración el “government style” vigente.
¿Estaremos ante una verdadera renovación de los partidos políticos tradicionales? ¿Habrá un sincero espacio para nuevos liderazgos en estas organizaciones? ¿Quién será el “pupilo” del actual mandatario? De lo anterior y más hablaremos la próxima semana, Dios primero.
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Sobre el autor:
El autor es Licenciado en Relaciones Internacionales. Asesor Legislativo, analista político internacional. Además elabora procesos de capacitación política, desarrollo comunal y administración. maumazu208@gmail.com.
