El país se encuentra en el ciclo electoral de procesos internos de los partidos políticos para definir quiénes serán las y los candidatos a la Presidencia de la República y a la Asamblea Legislativa. El primer partido en tener su convención interna y renovación de estructuras será el Partido Liberación Nacional.
Con el fin de darse una idea sobre si los precandidatos actuales representan una verdadera renovación partidaria o no, o si el partido entendió el mensaje que le dio la ciudadanía en las elecciones del 2014, es importante verificar la visión de los precandidatos sobre temas de derechos humanos.
La Carta Fundamental del PLN, textualmente, explica que “los derechos del ser humano, por ser este digno y libre, son inherentes a su propia naturaleza y ningún poder, ningún conjunto de fuerzas, puede justificar su violación. Los derechos del ser humano son el instrumento indispensable para la realización de su propio destino y para coadyuvar a cumplir el destino de la comunidad”. Independientemente de la ideología política de cada quién, podemos estar de acuerdo de que, en la práctica, lo escrito anteriormente no se aplica de ninguna forma.
El año pasado el partido realizaba un Congreso Nacional de Formación y Capacitación, ¿Cuáles son los resultados concretos de ese proceso? ¿Cuál es la renovada agenda programática surgida de ahí? ¿Acaso los nobles esfuerzos de muchos militantes por construir un partido más progresista y adecuado a los nuevos tiempos, quedaron anulados por la maquinaria conservadora?
Veamos posiciones precandidato por precandidato, no sin antes mencionar el faltante de liderazgos femeninos en este proceso: Sigifredo Aiza siquiera entiende la importancia de los derechos humanos, menos sobre lo que se refiera a derechos de las personas LGBTI.
Rolando Gonzáles se ha referido de forma deplorable sobre la igualdad de derechos, asegurando que el matrimonio igualitario es una cultura ajena que destruye la esencia de nuestro país. Las personas lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersex no somos una cultura ajena, no deshacemos la familia. No somos ciudadanos de segunda categoría. Merecemos respeto, pero especialmente todos nuestros derechos.
Álvarez Desanti se ha mostrado ligeramente abierto a estos temas. A pesar de disculpas públicas, aún arrastra su pasado como represor de mujeres lesbianas. Su posición es la de estar a favor de uniones de hecho, pero hay que estar claros que la figura de matrimonio igualitario es la única figura que garantiza derechos humanos y no discriminación. Al final, la posición de Álvarez Desanti perpetúa la discriminación.
En similar posición se encuentra José María Figueres, quién asegura estar de acuerdo con el reconocimiento de derechos, pero bajo una figura que no contemple el matrimonio porque podría resultar violatorio para los sectores conservadores. No se puede pretender el voto de dos sectores tan alejados entre sí, o defiende derechos humanos de forma completa, o se rinde ante el fundamentalismo de quiénes creen tener el derecho de imponer su visión del mundo a otras personas para violentarles sus derechos y libertades.
Ninguno de los cuatro precandidatos del Partido Liberación Nacional tiene una visión clara sobre la necesidad urgente de que se nos reconozcan los derechos a las personas LGBTI. Probablemente quién gane la Convención seguirá utilizando elaborados discursos, llenos de palabras agradables y convincentes, para pretender esconder la realidad: Decirle “SÍ” a una Costa Rica de derechos y oportunidades para todas y todas, sin discriminación alguna por orientación sexual e identidad y expresión de género, es decirle “NO” a Liberación Nacional.