Yo soy liberacionista y lo seguiré siendo por amor a mi país, porque hablar de Costa Rica resulta imposible si no se habla de Liberación Nacional. Somos el partido que parió toda la institucionalidad que hoy tenemos, y quizá no fuimos los autores de la CCSS, las garantías sociales y el código de trabajo. Sin embargo, después de la revolución de 1948, las mantuvimos. Mantuvimos todo lo bueno del pasado, porque nuestra visión siempre fue construir y nunca destruir. Sumar y no dividir.
En la pasada campaña electoral apoyé a Antonio Álvarez Desanti, porque creí que era la mejor opción para el país. Hoy sigo creyendo que Don Antonio es el mejor candidato, con las mejores propuestas y el equipo más preparado. Volvería a votar por él sin pensarlo.
Pero el pueblo costarricense tomó una decisión de acuerdo a nuestra tradición democrática. Yo respeto la democracia y, más que respetarla, creo en ella porque es lo más grande que tenemos. Es lo que nos hace ser libres, nos permite vivir las elecciones en paz y felices. La forma de agradecer todo lo que tenemos es votando, honrado y respetando los resultados frutos de la voluntad popular.
Es por esto que ahora deberé guardar mi bandera verde y blanco y ponerme la de Costa Rica. El domingo 01 de abril tenemos una cita en las urnas. Lo más mezquino que podríamos hacer quienes quedamos fuera de la segunda ronda es no votar. Lo segundo mas mezquino que podemos hacer es ir a votar irresponsablemente.
He leído a muchos compañeros liberacionistas enojados porque seguidores del PAC nos trataron de ladrones y corruptos y diciendo que ahora ocupan nuestro voto. Primeramente para quienes dicen que nos han tratado mal, con peyorativos como corruptos y ladrones. Quisiera recordarles que hace un mes yo fui objeto de una burla nacional por mi posición respecto al fallo de la Corte IDH. Quienes más me atacaron fueron seguidores del PAC y de partidos de izquierda con posturas progresistas. A mí me han tratado peor, pero Costa Rica está primero. Les invito a dejar el orgullo y el celo partidario. Hasta Don Pepe pactó con Manuel Mora y de ese pacto surgió la segunda República que hoy tenemos.
Estoy seguro que Don Pepe Figueres jamás le daría la adhesión a un fundamentalista religioso. Él mismo don Pepe era agnóstico, sin embargo quiero aclarar que lo malo de Don Fabricio no es ser creyente. Es utilizar la fe para su beneficio. Nuestro voto fue el reflejo de la sociedad que somos: fanática y manipulable. Maleducada e intolerante, porque curiosamente quienes votaron por Don Fabrico fue la gente con menor escolaridad.
El domingo visité varios centros de votación y observé cómo las iglesias evangélicas mandaban a sus seguidores a votar después del culto, y estos hasta a pie iban bajo el sol porque les decían que no votar por Fabricio “el ungido de Dios” era casi pecado, utilizando el siguiente pasaje bíblico de Isaías 45:1: “Así dice Dios a su ungido, al cual tomé yo por su mano derecha, para sujetar naciones delante de él y desatar lomos de reyes; para abrir delante de él puertas, y las puertas no se cerrarán”.
No soy del PAC, sigo y seguiré siendo liberacionista. Pero le daré mi voto al Señor Carlos Alvarado, porque entre él y Don Fabricio, es quien tiene mejores ideas y mayor capacidad para gobernarnos. Un Presidente debe gobernar para todos los costarricenses, no sólo para quienes piensen igual que él.
Muchos saben que yo no compartí el fallo de la Corte IDH porque no me pareció ni por la forma, ni por el fondo. Sin embargo el derecho se respeta. Jamás votaría por un candidato sin equipo, sin ideas, sin capacidad y que plantea salirse de tratados internacionales. Con una visión distorsionada de la política y la religión. Estoy muy preocupado por Costa Rica, por la Costa Rica que seremos después del 01 de abril, e incluso yo, jamás votaría por Don Fabrico Alvarado.
Ahora nos toca unirnos por el bien de mi querida Costa Rica. Nos tocará volver a pactar como lo hicieron aquellas grandes figuras del siglo XX: Don Pepe, Manuel Mora, Carlos Luis Fallas, Monseñor Sanabria, Calderon Guardia, entre muchos. Nos tocará unir la experiencia de Liberación Nacional y las ideas de renovación del Partido Acción Ciudadana. E incluso nuestros ideales son más cercanos. Son más cercanas las cosas que nos unen que las que nos dividen. Yo les invito a pensar en el bien de nuestra Costa Rica.
Yo estoy muy orgulloso de Don Antonio Álvarez Desanti y seguiré creyendo que él era el mejor candidato para gobernar. Es por eso que estaré más orgullo si, mediante el debido proceso de negociación país, logra una alianza con Carlos Alvarado por el bien de toda Costa Rica.
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