El 7 de abril de 1933 en Alemania, fue decretada la Ley de Restablecimiento del Servicio Civil Profesional. Esta fue una ley impulsada por el régimen Nazi que fue liderado por Adolfo Hitler y dicha ley fue implementada con la finalidad de “limpiar” del Estado a todos los empleados que fueran judíos. Con tal normativa, se fue reduciendo el espacio de participación de la comunidad judía en Alemania, y se abrió el portillo para excluirlos de profesiones liberales como medicina, abogacía, periodismo, dirección editorial; se limitó el uso de efectivo, se prohibió tener propiedad privada en todas sus formas, expropiando sus empresas, sus hogares. Hasta llegar al extremo de obligarlos a marcar sus negocios y vestimenta, con estrellas de David como símbolo de ser judío y así ser más fácilmente discriminados. La obsesión Nazi fue tal, que llegó a prohibir los matrimonio entre personas judías y alemanas (“sangre aria”), al extremo de expulsar a aquellos con permiso de residencia y despojar hasta nacionalidades.
Todos esos retrocesos en el respeto de la diversidad humana fueron alimentados por una campaña agresiva en propaganda pública, donde Hitler era una especie de mesías que salvaría a la tierra alemana de las garras opresoras de los judíos, quienes representando ni un 1% de la población de Alemania, la culpaban de todos los problemas económicos del país.
El régimen Nazi Fascista era consciente de la necesidad de lavar el cerebro de su población que creó un Ministerio de Propaganda con el cual se encargó de alimentar el odio hacia la comunidad semita. El odio también fue implantado con publicaciones privadas el periódico Der Stürmer, el cual llegó a ser el principal alimento para saciar el hambre de odio hacia los judíos. El nivel de responsabilidad en el holocausto de su director editorial, Julius Streicher, fue tan grande que fue condenado a muerte posteriormente en los juicios de Nuremberg, por envenenar la mente con odio de Alemania contra toda una población, instrumentalizando a los judíos para el ascenso de Hitler al poder.
Así, ambas publicaciones en las que se comparaba a judíos con animales, señalaban que eran demonios y degenerados sexuales; también compartían el afán de pintar a Hitler como un mesías, que venía a ser una especie de salvador de Alemania para toda la crisis que existía.
¿Pero qué tiene que ver las atrocidades del régimen Nazi con la actualidad? El día de ayer, el Francisco Prendas candidato a la vicepresidencia de la República de Costa Rica por Restauración Nacional, expuso en la entrevista con don Ignacio Santos, que el gobierno de Restauración Nacional empleará la maquinaria del Estado para discriminar a personas LGBT, al no encajar su concepción de “moralidad heterosexual”.
Esto representa un desconocimiento del marco jurídico que rige las relaciones laborales entre particulares y las que rigen la contratación pública. Además, que ignora el marco jurídico internacional que ya ha especificado que no es posible discriminar a ninguna persona por su orientación sexual o identidad de género. Estas normas jurídicas, no son opcionales, ni se le hace un favor a alguien cumplirlas, sino que se trata de una obligación el de respetar y promover cumplir, lo cual de ninguna manera significa que se puede ir como funcionario público promoviendo el desconocimiento de las mismas. De ninguna manera, puede protegerse dicha posición discriminatoria en la cobija de la “libertad religiosa” la cual, entendida en su debida dimensión, se trata de un escudo, no de una espada que permite humillar al prójimo. Por religión usted puede dejar de comer cerdo, no asistir a clases un sábado o dejar de recibir una transfusión sanguínea; pero por la excusa de religión usted no puede dejar de contratar a alguien.
Declaraciones como estas, lejos de promover a Costa Rica como la meca de derechos humanos que con tanto trabajo ha labrado por décadas en construir, refleja un retroceso en el progreso que el mercado costarricense ha experimentado en la región: ¿Qué acaso desconoce que AmCham Costa Rica existe el Foro Diversidad que busca promover la inclusión de personas LGBT+ y mujeres en las empresas? ¿Qué acaso ignora el trabajo de Asociación Empresarial para el Desarrollo, AED con las empresas que constituyen el bloque LGBT? ¿Qué acaso no ha considerado la existencia de la Cámara de Comercio Diversa y su impacto multimillonario en la industria del turismo? ¿Cómo un gobierno abiertamente homofóbico pretende hacer negocios con las naciones y empresas más grandes del mundo que han superado estos paradigmas de discriminación? ¿Qué no saben de rankings como el de OUTstanding & EMpower incluyen a CEO´s de empresas como VISA, MASTERCARD, AMAZON, FACEBOOK, PREZI, …. por mencionar algunas?
Este tipo de comentarios solamente recuerdan a la política discriminatoria del Estado NAZI la cual poco a poco fue despojando del carácter de ciudadano a los hermanos judíos. La historia es cíclica y lastimosamente se está repitiendo. Es labor de todos ALZAR LA VOZ ante este tipo de advertencias y señales de clara discriminación, pues la discriminación es una sola, que se pone diferentes máscaras y “La injusticia en cualquier lugar es una amenaza a la justicia en todas partes” como bien dijo el nobel de la Paz, Martin Luther King en la mísiva que escribió desde la cárcel de Birmingham.
—
Los artículos de opinión aquí publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de EL MUNDO. Cualquier persona interesada en publicar un artículo de opinión en este medio puede hacerlo, enviando el texto con nombre completo, fotocopia de la cédula de identidad por ambos lados y número de teléfono al correo redaccion@elmundo.cr.