Municipios necesitan más independencia

» Por Luis Fernando Allen Forbes - Director Ejecutivo Asociación Salvemos el Río Pacuare

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Las expectativas de la gente con respecto a la nueva administración son enormes. La atención se centra sobre todo en el ámbito de la reactivación económica y en la creación de empleos. De forma paralela la seguridad ciudadana y la educación técnica como herramientas para la empleabilidad.

No obstante, los municipios están llamados a ser los responsables del desarrollo local que combata los niveles de pobreza, desigualdad , exclusión social, y cambio climático, como también la construcción de la cohesión social, ciudad y ciudadanía sustentadas en un efectivo desarrollo local que responda a la dinámica de la globalización.

Está claro que para enfrentar los nuevos desafíos que la sociedad y la economía imponen al servicio público, es necesario que éste responda de manera permanente a estándares básicos de gestión eficiente, eficaz, oportuna y de calidad.

Por lo tanto, es imprescindible generar un mejoramiento sustancial e integral de la gestión pública, pues es fundamental aprovechar este período de crisis para implementar transformaciones profundas, que no signifiquen simples maquillajes o cambios menores, sino una oportunidad para forjar cambios cualitativos en la forma de constituir la institucionalidad pública en sus diversas dimensiones.

La magnitud de la desconfianza ciudadana, el distanciamiento entre la clase política y los ciudadanos, y las nuevas demandas, que son las expresiones humanas de una región que desea vivir mejor y que de forma sustancial mejorar su calidad de vida, exigiendo a las nuevas autoridades orientar sus políticas públicas a responder a problemas de mayor complejidad social.

Los municipios son la cara más visible y cercana del Estado para los ciudadanos. Es la puerta de entrada al Estado e, igualmente, es a través de ellos que las políticas públicas se territorializan localmente, por lo cual no es azaroso que los ciudadanos perciban al municipio como quien debe resolver la mayoría de sus problemas y necesidades.

En pleno siglo XXI las municipalidades en Costa Rica se encuentran en una encrucijada compleja, debido a que la elite política sigue visualizándolos como los parientes pobres de la institucionalidad pública. Esta afirmación se sustenta en la incapacidad de generar una modernización efectiva y acorde a los desafíos que emergen de la sociedad del conocimiento.

Finalmente, a estas constataciones hay que sumar una tendencia a pensar que determinadas tareas o acciones de políticas públicas no deben ser gestionadas desde el ámbito local.

Es más, se percibe una peligrosa tendencia a disminuir la autonomía local; por este motivo, se hace necesario pensar los gobiernos locales desde diversas perspectivas, destacándose la existencia de gestiones locales cada vez más integrales, con capacidad de abordar de forma eficiente la complejidad que es propia de sociedades en procesos de desarrollo.

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