Si tomáramos una fotografía que reflejara la participación de las mujeres en la ciencia a nivel mundial, veríamos que su porción es muy pequeña, solamente un 29,3%, en comparación con la de los hombres cuya participación es más del doble -el 70,7%-. Y si de ese total, separáramos la región latinoamericana, observaríamos como el porcentaje de participación de las mujeres en Costa Rica es aún más limitado, ya que sólo el 24% de ellas tiene alguna participación en la ciencia, según datos de la UNESCO.
Nuestro país cuenta con una trayectoria histórica documentada, que data de doscientos años; cuya economía giraba alrededor de la producción de café y sólo en las últimas décadas se ha volcado hacia actividades como el turismo, los servicios de tecnologías de información (TI), y la exportación de productos de mayor valor agregado y contenido tecnológico como los dispositivos médicos y los microprocesadores. Con la llegada de la IV Revolución Industrial, los cambios tecnológicos se han acelerado y los mercados demandan una fuerza laboral altamente capacitada, con un fuerte enfoque en investigación, ciencia y tecnología, y con habilidades específicas para crear y aplicar nuevo conocimiento para generar valor económico.
¿Cuál es la clave para avanzar hacia una Costa Rica más próspera, sostenible e inclusiva?
Sin duda la clave son las personas, ese capital humano que con sus conocimientos, talentos y habilidades puede contribuir de forma activa y proactiva al diseño e implementación de soluciones innovadoras a la altura de los desafíos que enfrentamos en nuestros ecosistemas humanos y naturales.
Costa Rica tiene un gran legado en las áreas de la salud, la educación y la conservación de los recursos naturales, con un elemento clave que nos ha destacado siempre, nuestro talento humano. Es por eso que hoy urge más que nunca enfocarnos en la formación de nuestros jóvenes en ciencia, tecnología e innovación, habilitando, en particular, las condiciones para que las mujeres se incorporen en estos temas y cuenten con las mismas oportunidades de ingreso a la economía del conocimiento. Solo aprovechando todas las fuentes de conocimiento y talento disponibles podremos generar el crecimiento sostenido y desarrollo que requiere nuestro país, a partir de contribuciones de personas diversas, con diferentes perspectivas, desde diferentes sectores y comunidades.
Es cada vez más necesario que las personas jóvenes, mujeres y hombres del futuro, interioricen que no existe limitación de género para incorporarse en carreras y profesiones en estos campos. Las áreas de ciencia, tecnología e innovación no solo aumentan el potencial de participación de las mujeres en el mercado laboral, sino que contribuyen también con la reducción de la marcada brecha salarial de género dado que son carreras mejor pagas que brindan a las mujeres mayor seguridad económica.
El pasado 11 de febrero celebramos el Día Internacional de las Mujeres y las Niñas en la Ciencia, es una fecha propicia para recalcar la importancia de promover su incorporación en las denominadas áreas de ciencia, tecnología, ingeniería, arte y matemática, o STEAM, por sus siglas de inglés; pues solo de esta forma, podremos mejorar el bienestar y la prosperidad en nuestro país y avanzar en conjunto hacia el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenibles. Unamos esfuerzos para generar mayores y mejores oportunidades para desarrollar el talento de las mujeres en ciencia, tecnología e innovación.
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