La República Popular China, la segunda potencia económica del mundo, que dicho sea de paso en este caso de comunista no tiene nada, alberga 40 millones de sus habitantes padeciendo pobreza extrema; incluyendo a las niñas y a los niños quienes van a dormir con los estómagos vacíos, víctimas de un delito que no tiene perdón en ninguna parte del mundo.
Los Estados Unidos de América, la primera potencia del mundo; se ufana de representar una democracia ejemplar, no obstante tiene el peor sistema electoral del planeta, cuya simple mayoría de un 50% más uno, como debería ser, la trasladan a los Colegios Electorales, el resultado está a la vista, fue elegido presidente el señor Donald Trump.
El país del “alma Rusa” que otrora regaló al mundo lo mejor del arte en todas sus extensiones, acabó gobernado por un ex coronel de la KGB, quien además de invasor; según la prensa de su país, hace caso omiso a la protección de los animales como la ballena blanca Beluga, cazada y a veces mutilada o matada sin piedad para ser enviada y vendida para su exhibición a un Sea World o algo parecido.
La milenaria India, que por obra pacífica y sin precedentes de su gran hombre el Mahatma Gandhi se independizó del Imperio Británico, a manos criminales de algunos de sus fanáticos compatriotas fue asesinado.
Los Países Islámicos que en el pasado fueron los inventores de muchos descubrimientos de enorme utilidad para toda la humanidad, tienen en sus territorios unos habitantes quienes valoran a la mujer menos que un camello, amén de que un marido musulmán, con solo pronunciar: “talaq, talaq, talaq” se divorcia “Ipso facto” legalmente de su esposa.
Alemania la patria de Goethe; fue capaz del holocausto e Italia poseedora del mayor patrimonio artístico del mundo, parió a Benito Mussolini.
Los pies de una bailarina clásica ganan un salario miles de veces inferior al de un jugador de fútbol.
En resumida cuenta; hay que coincidir con la sentencia de un sabio que reza: ”El hombre es la causa primera de todo”, aclaramos de todas sus actuaciones en el curso de su vida; tales como las relatadas en este comentario que sin lugar a dudas han sido contrastantes, lo que nos lleva a reflexionar de que el contraste ha sido la constante propia del ser humano; que podemos transformar en la siguiente pregunta: “¿Por qué el hombre mata a sus semejantes sin una razón?”. Un misterio.
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