El retiro de la generación de los baby boomers -aquellas personas nacidas 1946 y 1964- representa un reto considerable para Costa Rica, ya que están comenzando a dejar el mercado laboral.
El 10,1% de la población costarricense tienen 65 años y más, lo que refleja el proceso de envejecimiento que enfrenta el país y con este contexto nacional, uno de los principales desafíos es cómo preparar a las nuevas generaciones para que puedan asumir estos roles en el futuro. Sin embargo, también considero esencial preservar el talento valioso de aquellos empleados con mayor experiencia, extendiendo su permanencia en sus puestos laborales.
Por ejemplo, existe una idea generalizada de que las personas mayores de 60 años no están capacitadas tecnológicamente. Sin embargo, el estudio de ManpowerGroup “¿Los Baby Boomers Romperán el Mercado Laboral?”, muestra que este grupo ha reducido considerablemente la brecha digital, impulsados en gran medida por la pandemia, donde fueron obligados a adaptarse.
Me parece que este avance debería ser reconocido por las empresas costarricenses, ya que aún hay percepciones equivocadas sobre la capacidad de estas personas para ajustarse a las demandas tecnológicas. Además, estos prejuicios suelen asociarse a sus capacidades físicas, asumiendo erróneamente que no pueden contribuir en ciertos ámbitos.
Conservar a los trabajadores más experimentados en las empresas aporta grandes beneficios, uno de ellos es solventar la problemática de escasez de talento. La Encuesta de Expectativas de Empleo revela que 7 de cada 10 empleadores en Costa Rica no hallan el personal idóneo. En ese sentido, pienso que la experiencia de estas generaciones no solo contribuye con su conocimiento y trayectoria, sino también pueden fungir como mentores para las nuevas generaciones.
De hecho, en nuestro país, los millennials -aquellas personas nacidas 1982 y 1994- se están convirtiendo en la fuerza laboral predominante, por lo que es necesario fomentar más interacciones que faciliten la transferencia de conocimientos.
Las conexiones entre generaciones y, además, las organizaciones con diversidad de personas de diferentes edades se benefician porque permiten combinar la vasta experiencia de los colaboradores mayores, con la energía y dinamismo de los más jóvenes. Los colaboradores con mayor experiencia tienden a ser más comprometidos y menos propensos al estrés, lo que ayuda a mantener una mayor estabilidad laboral. De igual manera, su presencia permite aprovechar una gama amplia de habilidades, experiencias y enfoques, lo que mejora la toma de decisiones y la resolución de problemas.
Sin duda, si las organizaciones actúan de manera proactiva, reduciremos el impacto de esta transición y garantizaremos un futuro más sólido y equilibrado para el país.
