
No es ninguna novedad el hecho de que hace muchos años, los presidentes electos de Costa Rica, hayan nombrado a los ministros de su gabinete, por haber contribuido y cooperado en la campaña electoral que los llevó al triunfo, por consiguiente la designación suena a la retribución de ¿un favor?; además muchos de los ministros salientes de los gobiernos anteriores, quienes por su eficiente labor habrían merecido ser reconfirmados; tuvieron que irse a sus casas por pertenecer al partido contrario del mandatario.
Hablando de ministerios, sin ánimo de menosprecio para los demás; cabe destacar al Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, que debido a su misma función en el ámbito mundial, muy convulsionado; requiere y exige a través de un excelente Canciller, una especial atención, esmerada, delicada y prudente con el fin de no perjudicar al País, por tanto el responsable, debe; en primera instancia, prescindir de declaraciones públicas inherentes a sus opiniones personales; además de seguir y acatar al pie de la letra la política y las instrucciones pertinentes del gobierno que representa, con especial énfasis y en alerta con la agresión permanente del vecino invasor del Nord, quien mata a sus propios compatriotas.
Huelga añadir que la o el Ministro del ramo, deben ser poseedores de una profunda y excelente preparación con el fin de desempeñar un cargo de tamaña importancia, por el bien de la imagen exterior de nuestro País.
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