Pese a las estadísticas oportunas, necesarias y vigentes que arrojan unos porcentajes alarmantes de los accidentes de tránsito causados por la mayoría de unos motociclistas irresponsables; quienes se brincan los semáforos en rojo y; la retahíla de los percances y hasta las muertes no han logrado escarmentarlos, se haría necesaria una medida legal, “pro tempore” y a manera experimental, consistente en el decomiso sin demoras burocráticas de las motocicletas cuyos conductores irrespeten la señal roja, exclusivamente; las motos quedarían en un depósito del Tránsito durante tres días, después de los cuales serían devueltas a sus dueños, sin multarlos, pues significaría “cargar la mano” en algo, más que un castigo, sería un aviso para no reincidir.
El financiamiento para la colocación; en parte ya existente de las cámaras de monitoreo en los semáforos y las carreteras, estaría a cargo del INS con el dinero recaudado de los marchamos. A nadie le quepa la menor duda, que a raíz de la propuesta; lloverían una avalancha de críticas y comentarios de toda índole, tales como: “es ilegal quitarle a un ciudadano su medio de trabajo y sustento”; “¿por qué solamente a los motociclistas quitarles las motos cuando todo el mundo hace lo mismo?”; “¿dónde pondría tamaña cantidad de motos el Tránsito?”; “¿se tendría que consultar a la Sala IV, para ver si la medida dictatorial es acorde a la Constitución de Costa Rica?”; “¿ y a los sicarios, qué?”.
Un viejo pensionado quien estaba sentado en un “poyo” de un parque, una periodista lo entrevistó y le preguntó ¿qué opinaba respecto a la medida?, contestó: “diay me parece muy bien, porque por las buenas los motociclistas no entienden ni les entran en la “jupas” que los hospitales y los cementerios no son lugares para que la gente los ocupe antes de sus tiempos naturales y; diay muchacha, me suena a un sueño de opio”.
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