Las amenazas de bombas

» Por Luigi Rebecchi Pannelli

Sin considerar las retahílas de costumbre y cansinas, tales como: “la pobreza, la educación, la sociedad y – no son todos – “al homicida en potencia que con una piedra casi mata a un “aficionado”, un juez sin tomar demasiado en cuenta las circunstancias atenuantes, debería condenar al delincuente a 25 años de cárcel.

En un tema parecido; no sería necesaria la intervención de Sherlock Holms, porque hasta un güila descubriría que los autores de las amenazas de bombas al estadio Saprissa, fueron los aficionados del “Partenón”, para detener la paliza de su equipo al equipo de Grecia; el desaguisado, aunque parezca absurdo; reviste más gravedad que el otro, porque en la actualidad mencionar simplemente bombas, es sinónimo de terrorismo que no respeta nada, hay que recordar Munich. Hay que olvidarse de “el pobrecito” e “ipso facto” castigar con severidad a los amenazadores, con el fin de prevenir que el hecho se repita y se vuelva costumbre.

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