Como se ha vuelto costumbre en nuestro país, las “polémicas políticas” en las cuales se involucra “lo religioso” se acercan cada día más a la completa irracionalidad. Carmen Chan, Alexandra Loría y la Conferencia Episcopal han pegado el grito al cielo por una de las camisetas que las estudiantes y los estudiantes de la Escuela de Sociología de la Universidad de Costa Rica (UCR) han diseñado y propuesto como la camiseta alusiva a su carrera para utilizar en la Semana Universitaria, esto porque aparece una ilustración de quien fuera “la madre de Dios” con un mensaje político en favor del derecho a decidir, refiriéndose por supuesto al aborto.
La diputada Chan ha dicho, según elmundo.cr que “el gobierno debería ser el primero en pronunciarse y llamar al respeto a esos grupos que decidieron utilizar un símbolo sagrado como lo es la Virgen María para los católicos unido a un pañuelo abortista”, es decir, parece ser que a la diputada le molesta que se mezcle lo político con lo que ella denomina “sagrado” (parece haber olvidado la estrategia que utilizó en la campaña pasada el partido gracias al cual ha obtenido una curul), dice además que “Independientemente de las creencias que tengan las personas, la Virgen María es un símbolo de vida, de maternidad y de procreación para todos nosotros, los cristianos. Jamás estaré de acuerdo en que se asocie a muerte o aborto, bajo la supuesta bandera de los derechos de la mujer a decidir sobre sí”, luego de esto invoca el respeto a la libertad religiosa y llama a las autoridades de la UCR a tomar cartas en este asunto, porque según ella, las estudiantes y los estudiantes se han extralimitado.
Vamos en orden. Primero, ¿qué es lo sagrado y cómo se profana?, esta pregunta ha sido trabajada con detalle por el eminente fenomenólogo de la religión Mircea Eliade, quien a mediados del siglo pasado (1957) ha escrito un texto sobre esta cuestión, en dicho trabajo, el autor se ocupa especialmente por distinguir entre los espacios sagrados y los espacios profanos, además introduce el concepto de hierofanía, el cual hace referencia a la ruptura que se genera en el espacio cuando algo deviene sagrado, y como contrapunto importante señala que esto es histórico, es decir, lo sacro no es inmutable y eterno, sino que cambia históricamente, en otras palabras: la “virgen” María es “sagrada” porque ha tenido suerte histórica, su sacralidad no es connatural a su existencia. La imagen de María es a fin de cuentas un símbolo y, en esa medida puede interpretarse de muchas formas, y no, la interpretación secular no atenta contra ninguna libertad religiosa, quienes son “marianos” no ven limitada en ninguna forma su devoción hacia la imagen de María. Segundo, y más importante aún, en política lo “sagrado” importa poco, en esa medida, el reclamo que representa la camiseta es una obvia alusión al papel que han tenido los grupos religiosos (especialmente la Iglesia Católica) en la prohibición del aborto, que no es una discusión religiosa, sino médica, jurídica y filosófica, por ello, la camiseta plantea un dilema que quienes se han ofendido no han querido -o no han podido- comprender: la vida no es “sagrada”, porque ese es un concepto para discutir teología, no política, lo que hace la camiseta es voltear la discusión hacia quienes siempre han utilizado sus creencias privadas para debatir políticas públicas, por eso resulta irónico que ahora les ofenda que lo sagrado se utilice en consignas aparentemente “inadecuadas”.
Llama la atención también la indignación de la Conferencia Episcopal, quienes han llamado antes de iniciar esta Semana Santa a no juzgar, esto en referencia al escándalo en el que se han visto envueltos por las acusaciones sobre abuso sexual a menores de edad y la bochornosa desaparición de Mauricio Víquez. Aprovechando su difícil momento histórico los Obispos han llamado al silencio bajo la premisa que indica que los sacerdotes pueden cometer “pecados”, pero, al igual que la diputada Chan han confundido -oportunamente- el lenguaje, por eso es importante aclararle a Monseñor José Rafael Quirós que, los “pecados” importan poco en la vía judicial, lo que importa es que han cometido delitos, a pesar de su intento por “teologizar” la discusión. Mauricio Granados, vocero de la Conferencia Episcopal indicó que “la Santísima Virgen María es, para nosotros los católicos, no solo la mujer elegida por Dios para ser la madre del Salvador, sino que el Salvador mismo, en la entrega de su vida en la cruz del calvario, nos la entregó como Madre nuestra”, cuyo mensaje refiere al poderío que ha tenido la iglesia sobre el cuerpo de María y en consecuencia sobre el cuerpo de todas las mujeres (recordemos que María es el ejemplo a seguir para las mujeres, pues según los relatos catequéticos ella simplemente ha obedecido los mandatos de Dios), en esa medida, la Iglesia se ofende porque un grupo de estudiantes ha decidido empoderar simbólicamente a María, ya no es de la Iglesia, sino que se ha apropiado de su cuerpo, y esa María es la que les indigna, porque no se somete ante el poder de Dios, sino que lo reta, han creado una María feminista. Es un error decir que han ofendido a María por reinterpretarla, la camiseta no tiene ningún mensaje ofensivo, pero le ha caído como anillo al dedo a una Iglesia que atraviesa una crisis tremenda, una vez más, ellos son las “víctimas”, esta vez, de la perversa Asociación de Estudiantes de Sociología.
Es interesante también como la discusión ha girado en torno a lo “ofensivo” que resulta el mensaje de la camiseta, porque muchas de estas personas son las mismas que han festejado la criminalización de la homosexualidad en Brunei (por dar un ejemplo), es más, son los mismos y las mismas quienes me insultarán a mí por defender la apropiación de un símbolo típicamente sagrado para expresar una consigna política. La historia de la cristiandad es una historia de ofensas contra cualquiera que haya decidido disentir con los dogmas de la Iglesia, han insultado -por decir poco- a miles y miles a través de la historia, pero no parece agradarles el mismo juego, a pesar que la camiseta no expresa ninguna ofensa y no limita ningún derecho, por el contrario, defiende el derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos, ¿tan ofensivo es que se piense distinto al poder de la Iglesia y a la teología dogmática?
Un par de asuntos para ir terminando: 1) las ideas no son para respetarlas, son para debatirlas y no ponerlas en cuestión, la falacia ad hominem, que se utiliza con frecuencia en la argumentación de las personas nos ha hecho creer que el ataque a una idea es equivalente al ataque a una persona y esto no es así, por ello, la propuesta de las estudiantes y los estudiantes es atrevida, retadora y contestataria frente a una sociedad profundamente machista y aparentemente defensora del pensamiento único, donde todo aquello que “ofende” a la mayoría debe ser castigado por la ley (pero no a través de discursos legales, sino religiosos), es una camiseta que recuerda el espíritu de la Semana Universitaria, es decir, de la Universidad de Costa Rica como una institución de la educación y la cultura que ha sabido estar en las calles cuando el país lo ha necesitado, es una camiseta con un ánimo de lucha ejemplar. 2) Alexandra Loría llama “antisociales” a quienes han defendido la camiseta y muchos otros hablan del “desperdicio” de fondos públicos para promover “burlas” a la religiosidad cristiana, por ello es importante decir que las camisetas son pagadas por las estudiantes y los estudiantes que la quieran utilizar y, que los recursos de las asociaciones de estudiantes no provienen del Fondo Especial para la Educación Superior (FEES), sino que se nutre del rubro de matrícula que cualquier estudiante paga en la UCR, o sea, la clásica cuestión acerca del “uso de los fondos públicos” no tiene lugar en esta discusión.
El chiste y la provocación también son estrategias políticas, por ello la propuesta de la camiseta es la de una política secular, donde no haya teología de por medio (aunque esta afirmación tenga sus limitaciones epistemológicas), ojalá que esta semana de “reflexión” sirva a quienes son seguidores y seguidoras de María para comprender que desde siempre, las decisiones políticas han estado atravesadas por creencias religiosas (no es casualidad que uno de los cantos feministas grite “¡fuera los Rosarios de nuestros ovarios!”, el cual es una clara solicitud a no confundir política con religión) y que si no quieren que sus creencias personales sean utilizadas de formas “inapropiadas”, lo más sensato sería dejar de pretender que un país debe legislar a partir de una fe particular. Un ejemplo claro de este doble discurso lo hemos visto el año pasado, cuando miles de personas se burlaron de Laura Moscoa por el video viral hablando en “lenguas” y el reclamo ante las burlas fue “se debe respetar porque es parte la vida privada”, a pesar que el Partido Restauración Nacional llegó al balotaje debido a querer prohibir el matrimonio (una decisión privada que consiste en elegir con quien quiero compartir mi vida) entre personas del mismo sexo. Si les ofende que sus creencias sean mancilladas con motivos políticos, la consecuencia lógica es que deben mantener esas creencias lejos de lo político, la apuesta debe ser por un Estado Laico y una política secular.
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