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La trampa de la tenencia de armas

David era un niño alegre y simpático que disfrutaba jugar con su hermana. Un día, David tomó el arma que guardaba su padre en una gaveta del escritorio. En medio de un juego, accidentalmente disparó el arma y le ocasionó la muerte a su hermana. Aunque hipotética, esta es una escena que se debe evitar. Las armas de fuego son letales, han sido diseñadas así desde su propia concepción. Considerando esto, la Ley N°7530 establece un tope de tres armas por persona.

La gran mayoría de quienes deciden obtener legalmente un permiso para portación de armas lo hacen con la noble intención de proteger a su familia, o a si mismos, ante la posibilidad de sufrir un delito violento. Esto es entendible bajo un contexto de aumento de la criminalidad, la percepción ciudadana que se tiene sobre la impunidad y la atención mediática que reciben algunos hechos violentos donde han mediado el uso de armas bajo legítima defensa.

La tenencia de armas puede brindar un sentido de seguridad ante la violencia y comisión de delitos. Considerando la seguridad en una dimensión más amplia, la atención de los factores de riesgo, como la tenencia de armas, debe ser un elemento central de la prevención del delito. Ciertamente en países donde las legislaciones sobre tenencia de armas son más restrictivas, hay tasas de homicidios más bajas y mejores índices de seguridad (aunque estos no pueden ser asociados únicamente al control de armas).

Los riesgos de la tenencia de las armas no son solamente para el individuo en sí mismo, si no que se trasladan a la sociedad en su conjunto. En una sociedad armada, aumenta el peligro de que las armas sean mal utilizadas o que causen accidentes mortales. A pesar del tráfico, una parte del mercado ilegal de armas se alimenta del mercado legal; es decir, esas armas legalmente inscritas pueden terminar en manos de delincuentes.

La sensación de seguridad que ofrece la tenencia de armas es ilusoria: El riesgo de morir a partir de un arma de fuego aumenta entre quienes poseen armas, si comparamos el caso con aquellas personas que no las poseen.  Cuando se discute sobre la tenencia de armas, además de lo ya señalado, hay factores de riesgo que deben ser especialmente tomados en cuenta. Estudios han demostrado que existe unas 12 veces más probabilidades que un arma de fuego sea utilizada en contra de un miembro de la familia que en contra de una persona que va a cometer un delito. Además, en los hogares donde hay armas de fuego, las mujeres víctimas de violencia tienen 7 veces más probabilidades de morir a manos de su agresor. Por último, las situaciones de suicido pueden ser más comunes en contextos donde conviven la tenencia de armas de fuego y situaciones de depresión o abusos de sustancias.

En un país como Costa Rica, que se muestra al mundo como ejemplo de paz, y la abolición del ejército es un orgullo nacional, la tenencia de armas requiere especial atención. El debate no se trata sobre la legítima defensa, ya reconocida e incuestionable como derecho; se trata sobre mantener un estricto control de armas, con miras a su reducción teniendo en cuenta los factores de riesgo que la tenencia de armas le genera a la sociedad en su conjunto. En una sociedad civilizada la tenencia de armas debe ser restringida, la comisión de delitos no se combate con más armas.

Los artículos de opinión aquí publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de EL MUNDO. Cualquier persona interesada en publicar un artículo de opinión en este medio puede hacerlo, enviando el texto con nombre completo, fotocopia de la cédula de identidad por ambos lados y número de teléfono al correo redaccion@elmundo.cr.

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